miércoles, 8 de agosto de 2007

Algunas consideraciones sobre el tratamiento homeopático de los ezcemas (Dr. Charles Bernay)

Traducción: Francisco Javier Ramos Alija, Ponferrada - Agosto 2007


Consideraciones previas del traductor:

El Dr. Séror, en Homeoint.org, nos ofrece un Manual o Tratado que a fecha de hoy, al menos en las búsquedas bibliográficas que conozco, no he encontrado traducido al español. He elegido como primer capítulo para la traducción “Algunas consideraciones sobre el tratamiento homeopático de los eczemas” del Dr. Charles Bernay.
Para mí, el interés es doble, en primer lugar la historia nos demuestra que ya en los albores del siglo XX, la Homeopatía ofrecía su tratamiento sin tapujos, para esta clase de enfermedades, y lo hacía, como siempre por otro lado, de forma integral. En segundo término, el interés reside en que no hay cambios, los remedios son los mismos, y se perpetúa la idea de que en Homeopatía los remedios, si bien crecen, no se desdicen ni se apartan al baúl de los recuerdos y eso, desde mi humilde punto de vista, engrandece este Método Terapéutico.
He intentado por todos los medios recoger la esencia de lo que el Dr. Bernay quería decir, espero haberlo conseguido con esta traducción, que en cualquier caso no es literal, si no que trata de captar el sentido, la retórica y cuando se dice en el original.
Cuando el Dr. Bernay cuantifica las potencias lo hace añadiendo la letra “e” al número en cuestión, yo he optado por decir potencia junto a los números que se indican.
Es posible que algunos conceptos nos puedan chocar en la forma de plantear la solución de la enfermedad, y lo digo desde el punto de vista del verdadero Homeópata, es decir, del Homeópata unicista, pero en cualquier caso, creo que el interés es mayúsculo y la forma de trabajo del Dr. Bernay, como todas, puede, e incluso me atrevería a decir, que debería ser criticada, pero ¿cual no?
En cualquier caso expresar desde aquí mi más sincero agradecimiento al Dr. Bernay y como no, al Dr. Séror, por dejar en nuestras manos sus experiencias y su forma de trabajo, que estoy seguro, a los más de nosotros, servirá de estímulo en el conocimiento y en el perfeccionamiento de este maravilloso Método terapéutico.


Algunas consideraciones sobre el tratamiento homeopático de los ezcemas:

En la piel hay a veces afecciones bastante desagradables y en ocasiones también tenaces, como los eczemas, para los cuales se han preconizado tratamientos de todo tipo con mínimo resultado.

La medicación homeopática ha contribuido a su tratamiento, después de demostrar, ya hace más de un siglo, el origen interno del eczema y así poder luchar contra esta enfermedad por medios eficaces y persistentes.

Durante mucho tiempo, un gran número de medicamentos alopáticos han tratado el eczema con pomadas y otros tópicos externos.

Estas aplicaciones tópicas, llegan después de largas semanas o incluso largos meses, a atenuar, o en algún caso, hacer desaparecer una erupción muy penosa. Pero solo entonces, la enfermedad se deposita sobre un órgano interno, o sobre el conjunto de la salud, una repercusión muy peculiar que se manifiesta más o menos rápidamente después de la desaparición de la enfermedad cutánea.

Las crisis de asma violenta y de repetición, los trastornos gastrointestinales, con estreñimiento o diarrea, las migrañas tenaces, las anginas rebeldes, los dolores articulares, los trastornos hepáticos o del bazo se manifiestan más o menos bruscamente y se instalan generalmente largo tiempo.

Esta comprobación ponía de manifiesto claramente que la erupción cutánea, desaparecida así, a consecuencia de un tratamiento local era una vía de “eliminación cerrada” para el organismo. Éste, que no puede rechazar por la piel los productos tóxicos que han entorpecido el proceso curativo, busca para despejarse u aliviarse, otra vía a menudo más dolorosa y más peligrosa.

De todo eso resultaba que un tratamiento interno era necesario para combatir el eczema, y que esta enfermedad debía por lo tanto observarse como una afección general, y no como un simple trastorno local.

La necesidad de un tratamiento interno se impone. Y si esta idea desde entonces fue adoptada y aplicada por la escuela oficial, la misma idea, ya era adoptada y aplicada desde siempre, por la escuela homeopática.

Veamos pues cuáles son los medios que poseemos para combatir el eczema, y cómo los empleamos.

Existen dos grandes variedades de eczema:

La forma aguda con eritemas vivos, supuraciones abundantes alcanzando una parte mayor o menor de la superficie cutánea.

La forma crónica, a menudo más discreta, más localizada a veces exudando, a veces seca, pero en general muy tenaz y propensa a recidivas frecuentes.

Cuando nos encontramos en presencia de un eczema agudo, que alcanza o se ubica solamente en algunas regiones del cuerpo: las manos, las orejas, las axilas, la cara, los pliegues del codo, de la rodilla, la región anal o la región genital. Debemos en primer lugar, observar con cuidado cuáles son los caracteres de la erupción, cuál es el aspecto de la piel, no solo sobre la región enferma, también en su vecindad, así como la forma en que la enfermedad ha aparecido. Cuál es el estado de los distintos órganos internos, sobre todo el estómago, el intestino, el hígado, los riñones, los pulmones, y también cuál es la constitución y el temperamento del enfermo, su tipo de vida, sus prácticas habituales, su higiene, su profesión.

Esta información nos permitirá dar en primer término un tratamiento de ataque contra la enfermedad. Dicho tratamiento que llamaremos “drenador o canalizador”, hará pasar por otras vías, sobre todo la vía intestinal y la vía urinaria, la eliminación de toxinas, haciéndose anormalmente por la piel y produciendo el eczema.

A continuación daremos los remedios constitucionales capaces de modificar el terreno y de llegar poco a poco a curar al enfermo de su afección y a impedir el retorno de la misma.

Generalmente en los eczemas agudos, nos encontramos en presencia de una erupción que exuda, brillante, muy pruriginosa con rojez viva de la piel y vesículas más o menos numerosas.

Por la noche, el dolor y el prurito se vuelven a menudo intolerables y causan una agitación perpetua que impide todo sueño. En este estado se justifica Rhus toxicodendron, uno de los medicamentos más fieles al eczema, a una dilución media, potencias 6 ó 12 y administrado, si es preciso, varias veces al día. Es raro que no se produzca de este modo y rápidamente la desaparición del eczema.

Generalmente cuando Rhus esta bien indicado, hay sobre todo rojez, pruritos y vesículas, pero llega a veces un rezumamiento seroso o sero-purulento extremadamente intenso que rebasa la región eczematosa.

Esta colección puede ser muy fétida, y dar lugar la formación de numerosas cortezas gruesas y numerosas: el medicamento indicado es entonces Mezereum que triunfa a menudo rápidamente sobre este doloroso estado, e impide su paso a la cronicidad.

En otros casos, son sobre todo las regiones donde la piel es, especialmente fina y delicada, las que son alcanzadas y esta erupción se manifiesta sobre todo en los sujetos de piel fina, muy sensible a la acción del frío y sobre todo a la humedad; la supuración es más o menos fétida, los ganglios se tumefacen y el enfermo presenta a menudo una diarrea, mucosa que pudo atenuarse antes de la aparición de la erupción, Dulcamara es entonces el remedio a prescribir.

En los bebes, en el momento de la lactancia, ya sea materna u artificial, se ve a menudo producirse sobre la cara esta erupción eczematosa e impetiginosa atribuida al temperamento escrofuloso y que se le llama costra láctea.

De la cara, la erupción se extiende más o menos sobre el cuerpo, pero siempre las costras de la cara son las más numerosas y se acompañan de prurito extremo, sobre todo por la noche, rezuman un pus amarillo y viscoso, y se acompañan de adenopatía cervical. Jahr, desde hace tiempo puso de manifiesto que el verdadero remedio es entonces Viola tricolor.

A veces al contrario, el eczema será menos exudativo, siendo al mismo tiempo húmedo. Se formarán vesículas y costras al nivel de las cuales se exuda un líquido glutinoso, viscoso, pegajoso, fugaz y grueso, similar a la miel. El remedio es entonces Graphites.

En su materia médica, el Doctor Lathoud especialmente hizo hincapié en la eficacia de este medicamento contra esta clase de eczema que asentaba preferiblemente en el cuero cabelludo, acompañandose de deformación de las uñas, tanto de los dedos de la mano, como de los pies, y alcanzando particularmente a los sujetos con estructura gruesa, tristes, con estreñimiento y padecimiento de problemas circulatorios. La erupción se agrava por el calor aunque el enfermo acusa generalmente una sensación de frío en todo el cuerpo.

Finalmente el eczema puede ser aún más agresivo en personas que tienen un tipo de grietas profundamente ulceradas. La piel es generalmente seca, pero supura sin embargo con facilidad y se cubre con “rojeces” más o menos pronunciadas que consiguen pronto “ragades” que sangran fácilmente. Se agravan estas manifestaciones generalmente en invierno por la acción del frío más que por la humedad.

Se producen sobre todo en los sujetos delgados, antes más bien de cabello claro, la piel pálida, a menudo irritables y peleones, presentando un gran apetito pero la comida en ellos no aprovecha, y acusando frecuentemente sensaciones de frío en distintas partes de su cuerpo.

A pesar de encontrarse en presencia de tan distintos síntomas, el medicamento que debe darse es, sin vacilación, Petroleum y su efecto será tanto más rápidamente favorable si aparece un eczema fisurado que alcanzará sobre todo los dedos de la mano y especialmente en las personas que en sus ocupaciones se exponen frío y a la acción irritante de productos más o menos cáusticos.

Junto a estos remedios esenciales del eczema húmedo y exudativo, hay otros muchos que pueden indicarse y tener un efecto rápidamente favorable.

Debo citar entre ellos: Croton Tiglium, en la forma claramente vesiculosa, sobre todo si hay al mismo tiempo una diarrea amarillenta más o menos violenta.

Ailanthus glandulosa especialmente cuando el eczema se acompaña de una gran postración con afectación del sistema nervioso, y cuando se complica de inflamación de los ganglios linfáticos que son especialmente dolorosos.

Mercurius Solubilis, cuando se encuentra en presencia de ulceración superficial, que se cubren de costras que se extienden rápidamente, sin tendencia alguna hacia la cicatrización, sobre pieles calientes que traspiran fácilmente y teniendo al mismo tiempo, transpiración abundante y aliento fétido.

Cantharis, tiene la sensación de quemadura violenta, formación de ampollas sobre la región eczematosa, y al mismo tiempo orina turbia, dolorosa, sanguinolenta, y frecuentes deseos de orinar.

Es necesario detenernos en esta enumeración ya que seguirlo nos llevaría demasiado lejos. Está infinitamente probado que con uno de los remedios aquí indicados, y si está bien elegido el simílimum no tardará en aparecer una forma de eczema que exudará y llegará rápidamente en su ayuda, con el fin de dirigir por otras vías de eliminación las toxinas que eran rechazados anormalmente por la piel y producían el eczema.

Será necesario entonces, como lo veremos después, buscar el medicamento constitucional, que se dará para acabar la curación y modificar afortunadamente el temperamento del enfermo.

En el eczema seco, con eritema más o menos pronunciado, con descamación de la piel, pero sin rezumamiento, aunque este eczema sea primitivo o consecutivo a un empuje de un eczema agudo, mal cuidado o incompletamente curado, uno de los primeros remedios en el cual se deberá pensar es Arsenicum Álbum.

Este medicamento se indica sobre todo en presencia de una piel seca, apergaminada, escamosa, con pruritos y dolores extremos empeorados por el frío y por la raspadura y mejorados por el calor. Lo será aún más aún si se deprime el enfermo, debilitado y sin embargo agitado e impaciente.

En otros casos, la piel está seca absolutamente y sin ningún sudor, excepto en los pies donde puede ser fétida, pero de vez en cuando, sobre todo en los pliegues articulares aparece una erupción con rezumamiento de un liquido viscoso, pegajoso, y asienta sobre todo en los codos, las axilas y detrás de las orejas. Las uñas de los dedos de las manos y del pie se deforman, al mismo tiempo el enfermo presenta a menudo desordenes digestivos con acidez o ardores de estómago, estreñimiento con heces cubiertas de mucosidades. Encontramos aquí un gran medicamento, que ya describimos con respecto de eczema húmedo y que presenta la alternativa a erupciones que exudan y también a sequedad de la piel. Este remedio es Grafites.

Se puede también encontrar en presencia de placas eczematosas, secas, gruesas, alcanzando sobre todo la cara dorsal de los miembros, el codo, la rodilla y alcanzando también el cuero cabelludo y la región de la espalda a la altura de los riñones y caderas.

Estas placas, cuando se les raspan toman el aspecto de manchas de velas, y si se sigue raspando, aparece un rocío sanguíneo. Se reconoce en estas características el tipo de la Psoriasis.

En los eczemas secos, es necesario pensar en Ustilago maydis que especialmente estará indicado si hay al mismo tiempo dolores articulares del tipo de reumatismo seco, sequedad del cuero cabelludo, formación de películas y caída de cabello.

En otras ocasiones puede encontrarse en presencia de un eczema seco localizado, no en la superficie dorsal de los miembros, sino en los pliegues de flexión de las articulaciones con prurito violento no mejorado por la raspadura.

Este tipo será más frecuente en las mujeres afectadas por leucorrea más o menos abundante con la sensación de gravedad en el bajo vientre y de caída de estos órganos, además hay un tinte terroso con manchas amarillas o marrones, sobre todo en la cara, con sensación de fallo y debilidad y carácter desapacible e indiferente: Sepia es entonces el remedio.

Se puede entrevistar por el contrario a una joven muchacha clorótica muy debilitada, se enrojece fácilmente, sin ningún apetito y presentando un eczema seco, también en los pliegues articulares, con pruritos vivos aliviados por la raspadura, pero esta raspadura empeora la erupción, el medicamento indicado en este caso es: Manganum.

Es necesario reconocer que la acción de este remedio es generalmente lenta, con lo que es necesario saber esperar, pero es sin embargo un medicamento fiel y que, al final de un tiempo más o menos largo da generalmente un buen resultado.

A veces la erupción tiene más bien el aspecto de pequeños puntos múltiples, aislados, secos, rojizos y sin embargo exudando intermitentemente mientras que por otros puntos siguen siendo secos y con escamas.

El prurito es vivo, el enfermo se rasca violentamente, esta rascadura solo lo alivia pasajeramente y el rastro de las uñas se ve claramente sobre la piel en numerosas regiones, sobre todo en la espalda y las caderas.

Frecuentemente el aparato digestivo, esta interesado, hay acidez e incluso vómitos, la lengua está muy roja, agrietada, y no es raro encontrar también faringitis e incluso traqueo-bronquitis más o menos crónica, el remedio en el cual se deberá pensar entonces es: Carbolicum acidum.

Se puede esperar que con la ayuda de uno u otro de estos medicamentos que acabamos de estudiar, a veces con dos o tres empleados sucesivamente, se llegará a triunfar sobre un eczema agudo o crónico y que lo hagan desaparecer más o menos rápidamente.

Aunque fuera así, será necesario entonces dejar al enfermo algún tiempo sin remedios supervisando también su higiene y su régimen, pidiéndole sobre todo que se abstenga durante un determinado tiempo de conservas alimenticias de carnes y pescados, de salazones, de especias, de alcohol. Luego quedará por darle el medicamento constitucional que se podrá emplear sin ningún inconveniente ni peligro, tras el tratamiento anterior que por su acción de drenaje y canalización ha vaciado suficientemente el terreno.

Por regla general el medicamento constitucional, después de haberlo buscado debe darse con cuidado a una elevada dilución y a dosis rara: una dosis por semana, por quincena, a veces incluso solamente al mes, y se seguirá así, si es preciso durante 6 meses o un año, sobre todo si se trata, no de un eczema agudo accidental, sino de un estado antiguo o crónico a cuyo enfermo se quiere realmente quitar.

El medicamento constitucional puede ser un antiartrítico, un antipsórico, un antituberculoso, un anticancerígeno o un antisifilítico.

Muy a menudo el eczema evoluciona sobre un terreno artrítico, y el enfermo presenta con intermitencia, dolores articulares e incluso crisis de reumatismo franco, de asma, de desordenes gastrointestinales o de manifestaciones urinarias.

Si al mismo tiempo se encuentra en presencia de un enfermo que tiene una asimilación alimenticia dificultosa, un cansancio general, perdiendo y presentando por otro lado congestión venosa con vasodilatación, si el bajo vientre se inflama, los labios y el borde de los párpados aparecen rojos, si el carácter es gruñón e irritable y sin embargo indolente, si tiene apetencia por las bebidas alcohólicas, se debe sin vacilación pensar en Sulphur.

Este medicamento puede, si se da demasiado a menudo y a una dilución demasiado baja, despertar el eczema, pero manejado con prudencia y administrado a potencias 30 o 200 de dilución, una dosis, como lo decíamos más arriba, cada 15 días o todos los meses puede modificar muy favorablemente el temperamento y curar realmente la tendencia al eczema.

En otras ocasiones, sobre todo en los niños, donde se habrá curado el eczema con Viola tricolor o Dulcamara por ejemplo, se encuentran en presencia de una piel fría, brazo suave, cara pálida con ojos azules, cabello rubio, con tendencia a la obesidad con temperamento apático y lento, cansado y falto de vigor, será Calcarea carbónica el que será necesario administrar. Se puede comenzar por una dilución media a la sexta ó doceava potencia, luego ascender a una 30 o a una 200 teniendo cuidado naturalmente de espaciar aún más las dosis, a medida que se suba de dilución.

Se puede también encontrar en presencia de un temperamento en quien la piel tiene una gran tendencia a supurar, después de la más pequeña herida superficial. Estas supuraciones se acompañan de numerosas hipertrofias ganglionares. El sujeto está debilitado generalmente y carece de vitalidad, la moral está igualmente afectada y la reflexión se hace difícil, con timidez, ansiedad, pusilanimidad y sin embargo fácilmente irritable.

Por consiguiente, habrá que pensar en Silicea a elevada dilución, y a dosis espaciada.

Si esta tendencia a la supuración evoluciona sobre un terreno tuberculoso o tuberculínico, hay alguna lesión pulmonar antigua cicatrizada, o si ha heredado esta susceptibilidad a la enfermedad tuberculosa, se deberá pensar a Tuberculinum a la 30ª o mejor 200ª potencia.

Al contrario, si por la herencia es sospechoso del miasma sifilítico, o si se trata de un eczema que ha aparecido en un enfermo afectado antiguamente por sífilis, es cierto que algunas elevadas dosis de Syphilinum modificarán provechosamente el terreno.

El eczema habrá podido evolucionar así sobre un temperamento con piel grasa que presentaba fácilmente pústulas con supuración profunda, sin embargo sin absceso bajo el tejido aponeurótico, pero con pruritos vivos, claramente empeoradas en invierno y con inflamación ganglionar.

A pesar de estudios atentos no se encuentran rastros de tuberculosis o sífilis; generalmente la afabilidad no es muy pronunciada: algunas dosis de Psorinum se indican entonces a la 30 ó a la 200 potencia.

De otra parte, el eczema pudo evolucionar sobre una piel grasa además con tendencia a cubrirse de verrugas y con fuerte transpiración y olor penetrante a tinte marrón, cabello negro. El sujeto está generalmente deprimido e inquieto con respecto a todo, es muy propenso a las ideas fijas: Thuya occidentalis será entonces el verdadero remedio constitucional.

Puede ser finalmente que el medicamento de constitución sea precisamente el que era indicado por los caracteres del propio eczema.

El caso no es raro para Arsenicum, sobre todo en los sujetos enflaquecidos, pálidos, verdosos, casi cadavéricos, de piel fría, seca, escamosa, furfurácea que el Doctor Brissaud ha descrito muy bien en “Le propagateur de l'Homéopathie, marzo, abril de 1930”, al hacer hincapié en el contraste producido entre la lividez y la sequedad fría del rostro por una parte y rojez de los párpados con edema por la otra, mientras que a nivel del labio inferior y las comisuras de los labios existen numerosas fisuras finas y aftas blancuzcos que el enfermo moja constantemente con su lengua, pero que reaparecen casi inmediatamente.

En circunstancias similares el tratamiento termal por aguas arsenicales manejado con prudencia podrá dar algunos éxitos, e incluso un resultado realmente favorable; actuarán entonces según la norma homeopática.

Del mismo modo cuando procede para las aguas sulfurosas cuyos efectos se conocen, igual que cuando se da una dosis demasiado fuerte los inconvenientes que indicamos con respecto a Sulfur. Será necesario pues también ser muy prudente en su empleo.

Tales son las normas generales del tratamiento homeopático del eczema.

Es cierto que otros medicamentos podrán ser empleados con éxito contra la erupción, y es cierto también que otros remedios constitucionales podrán indicarse, pero en el mayor número de casos, uno o más de los medicamentos que indicamos llegarán a triunfar contra este mal, y confirmarán lo que decíamos al principio, que la medicación homeopática puede curar mejor este dolorosa afección e impedir su retorno.





Referencias bibliográficas: El Dr. Charles Bernay, Eczemas, el Propagador la Homeopatía, mayo de 1934, N° 5, página 335 a 346. Selección, scan, numeración, comprobación, compaginación, coloración e ilustraciones: Dr. R. S.