Juan
tiene siete años, desde ayer por la noche empezó con vómitos y
diarrea. Las heces son muy líquidas y amarillas, según comenta la
madre y en la noche tuvo que ir al menos cinco veces al baño para
defecar y otras tantas para vomitar. No quiere estar en la cama y el
niño refiere unas molestias abdominales intensas, con mucho dolor
que no sabe definir. Está mejor estirado, pero no acostado y le
cuesta flexionarse sobre el abdomen ya que se incrementa el dolor.
Sin embargo se presiona con las manos sobre al abdomen y dice
sentirse así mejor. A la exploración el abdomen está blando,
depresible, extremadamente timpánico, con mucho ruido de gases y
borborigmos.
Junto
a la dieta blanda y de rehidratación se administró una dosis de
Dioscorea 30 CH que mejoró el cuadro doloroso en minutos. Al día
siguiente no tuvo vómitos, tan solo dos deposiciones blandas.
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