lunes, 8 de junio de 2015

Difteria, histeria y falta de compasión.

EL MIRADOR.Tomado de:

http://www.actasanitaria.com/difteria-histeria-y-falta-de-compasion/

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Frente a la que califica de crisis de salud pública histérica desatada como consecuencia del caso de difteria registrado en España, el autor, defensor de la vacuna contra tal enfermedad, pone en cuestión a quienes pretenden hacer negocio a costa de lo que pueden calificarse de seudovacunas.
Torres de arrogancia médica sobre cimientos de ignorancia científica.
Contruimos torres de arrogancia médica sobre cimientos de ignorancia científica y ello conlleva desvalimiento, sufrimiento y muerte de enfermos y sanos. Se ha visto muy bien con el caso de difteria en un niño no vacunado, a comienzos de junio de 2015, en España.
Sobre un hecho lamentable se ha construido una torre de arrogancia médica y de intolerancia social en que se ha pedido de todo para los padres, excepto la muerte en la hoguera (que yo sepa).
Sobre un hecho lamentable se ha construido una torre de arrogancia médica y de intolerancia social en que se ha pedido de todo para los padres
Como siempre, tal torre se ha construido sobre cimientos de ignorancia científica. Entre los constructores hay todo tipo de individuos, desde políticos a periodistas, desde expertos a aficionados, desde médicos a pacientes. Todos los masacradores se han aupado en la torre de la arrogancia e intolerancia, con una superioridad moral que asusta. Se han azuzado bajos instintos y respuestas irracionales y se han jaleado conductas y palabras vergonzosas. ¿Por qué? Básicamente por incrementar el negocio de las vacunas, ese negocio que pesca en río revuelto para vender las vacunas en un paquete que incluya tanto las vacunas sistémicas (y necesarias) como las vacunas comerciales e innecesarias (como la de la gripe, del papiloma y otras).
Con ello se ha faltado a las normas de compasión, cortesía y piedad, además de cometer la idiotez de idiotizar a una minoría a la que se le da una importancia que no tiene
http://www.medicosypacientes.com/articulos/opinionjuanmartinez3615.html
http://medicocritico.blogspot.com.es/2015/02/sobre-la-idiotez-de-idiotizar-los-que.html
Además, toda la artillería burda y sin ciencia empleada contra los “antivacunas” (técnicamente, los que tienen “duda vacunal”) es inútil y perjudicial, si lo que se pretende es lograr que acepten las ventajas de las vacunas necesarias
http://asset-scienceinsociety.eu/news/features/plos-and-ecdc-together-special-issue-vaccine-hesitancy
http://elpais.com/elpais/2015/06/03/ciencia/1433354194_756223.html
Cimientos con algo de ciencia
Hay vacunas y vacunas, y no todas tienen la misma importancia ni los mismos problemas
Con respecto a la difteria y su vacuna conviene tener claro algún hecho científico, del tipo de (notas 1,2, 3, 4, 5, 6, 7,8, 9 ) :
  •  La difteria se produce por un bacilo que libera una toxina capaz de intoxicar e incluso matar al paciente. El daño, pues, se hace por medio de la toxina, localmente o “a distancia” (en corazón y en sistema nervioso, entre otros), desde una infección en la faringe, pero también en fosas nasales, piel, vagina, ojos, etc.
  •  La difteria se produce por bacilos que sólo viven en la especie humana; pero la difteria cutánea se da en condiciones de extrema falta de higiene, a partir de bacilos en las vacas.
  • La difteria es enfermedad grave, pero su mortalidad ha disminuido mucho con las mejoras sociales y económicas, y de atención sanitaria.
  •  La vacuna de la difteria es la misma toxina modificada, un toxoide, de forma que provoca la formación de defensas (anticuerpos como anti-toxinas) que evitan el daño en caso de infección.
  • Hay una vacuna infantil con carga antigénica estándar (fuerte) y una del adulto con carga antigénica baja (para producir menos reacción local).
  • Es imposible la irradicación de la difteria, pues la vacuna es contra la toxina, no contra el bacilo.
  • El bacilo de la difteria sólo produce toxina si a su vez está infectado por un virus (un bacteríofago) que le aporta el material genético para producir la toxina. Las cepas de bacilo de la difteria contagiadas por dicho virus pueden a su vez contagiar a cepas de la difteria no toxigénicas, con lo que se expande la posibilidad de enfermar.
La vacuna de la difteria es una vacuna necesaria, pero muy ineficiente, pues su efecto se desvanece en unos diez/veinte años. Por ello más de la mitad de los adultos están indefensos frente al bacilo de la difteria (hasta el 70% en los ancianos).
  • El bacilo de la difteria puede vivir sin producir daños en portadores humanos asintomáticos, sobre todo en la nariz. Al haber menos casos de difteria disminuyen las personas con infección asintomática, y la posibilidad de re-vacunación espontánea natural.
  • La infección de difteria no produce inmunidad de por vida y por ello hay que vacunar también a los que han pasado la difteria.
  • La madre con anticuerpos contra la toxina diftérica los transmite al bebé, de forma que le protegen hasta medio año.
  • La vacuna de la difteria es una vacuna necesaria, pero muy ineficiente, pues su efecto se desvanece en unos diez/veinte años. Por ello más de la mitad de los adultos están indefensos frente al bacilo de la difteria (hasta el 70% en los ancianos).
  • La vacuna de la difteria es una “bomba de tiempo” pues traslada el problema de la infección a otras edades. Hay una “luna de miel” hasta que estalla dicha bomba y por ello hay que re-vacunar y es imperativo el mejorar la vacuna para prolongar su efecto protector.
  • Como dice la Organización Mundial de la Salud: “las vacunas antidiftéricas óptimas a desarrollar en el futuro deberán proporcionar una protección más duradera con menos inyecciones”.
  • La vacuna antidiftérica actual no existe como tal en el mercado. Se vende siempre asociada a otras vacunas, tanto en niños como en adultos. En niños puede tener lógica tal asociación, en adultos es absurdo.
  • Es imposible revacunarse sólo de difteria, hay que revacunarse de difteria y tétanos, o de difteria, tétanos y tosferina (coqueluche). Por ello se suman los efectos adversos de las tres vacunas, especialmente una reacción local intensísima (reacción de Arthus). Además, la revacunación contra el tétanos es innecesaria hasta los 65 años (basta en toda la vida una dosis de recuerdo, si se ha cumplido el calendario en infancia y adolescencia).
  • En Europa hubo un periodo epidémico de difteria a partir de la caída de la Unión Soviética (con un máximo en 1994-5 y un total de casi 160.000 casos declarados), por el deterioro económico, social y del sistema sanitario. Desde entonces la difteria ha sido un problema en Europa, aunque con tendencia decreciente.
  • La vacuna de la difteria protege mientras se mantienen los anticuerpos en sangre a un cierto nivel. Por ello la infección afecta sólo a los que no se han vacunado nunca, o a los que hace mucho tiempo que no se han revacunado. Es decir, la difteria es cuestión de quienes no se vacunan (muy pocos) y de quienes hace tiempo que no se han revacunado (la mayoría de los adultos y especialmente los ancianos).
  • Son esperables más casos de difteria si las autoridades no exigen mejores vacunas y si los profesionales no re-vacunan a los jóvenes, adultos y ancianos.
  • La vacuna de la difteria provoca un círculo infernal pues no resuelve el problema de brotes y epidemias. Si no se mejora, obliga a una re-vacunación continua que siempre fallará por razones varias (siendo la “duda vacunal” la menos importante) probablemente en quienes más la precisan, como marginados, pobres, ancianos y otros.
La vacuna de la difteria es una vacuna necesaria, una de las vacunas sistémicas.
Es imposible la irradicación de la difteria, pues la vacuna es contra la toxina, no contra el bacilo.
Hay un grupo de vacunas que podemos considerar recomendables universalmente: contra difteria, parotiditis, poliomielitis, rubeola, sarampión, tétanos y tosferina . (Nota 10). Hay otras vacunas recomendables en situaciones específicas; por ejemplo, contra el cólera, la fiebre amarilla, la fiebre Q, la hepatitis, la meningitis, el neumococo, la rabia, el rotavirus, la tuberculosis y otras. Hay vacunas en desarrollo, por ejemplo, la del paludismo y la del dengue. Hay otras vacunas en las que existen pruebas que desaconsejan su uso en general, como contra la gripe y contra el virus del papiloma humano. Son vacunas que provocan más daños que beneficios y que sólo se justifican por el interés comercial de sus promotores (industrias, expertos y algunas “sociedades científicas”) . (Nota 11)
Hay vacunas y vacunas, y no todas tienen la misma importancia ni los mismos problemas . (Nota 12)
La histeria colectiva por un caso de difteria sólo sirve para que hagan negocios los que quieren el uso irracional de las vacunas y el negocio sin más. Ellos desacreditan más las vacunas que nadie que tenga “duda vacunal” (que son minoría).
En junio de 2015, hemos tenido en España una crisis de salud pública histérica con un caso de difteria. En el futuro podemos tener una verdadera crisis de salud pública por epidemia de difteria.
Menos histeria y más ciencia, que a todos amenaza la difteria.
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Notas
[1]         http://www.who.int/immunization/wer8103Diphtheria_Jan06_position_paper_SP.pdf
[2]         http://wwwnc.cdc.gov/eid/article/18/2/11-0987_article
[3]         http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-21
[4]         http://www.biomedcentral.com/1471-2334/13/551
[5]            http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10217597
[6]        https://www.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/147952/Green-Book-Chapter-15.pdf
[17        https://www.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/147952/Green-Book-Chapter-15.pdf
[8]         http://www.elsevier.es/en-revista-medicina-clinica-2-resumen-immunity-to-diphtheria-among-adults-13079382
[9]            http://www.rxlist.com/dtp-side-effects-drug-center.htm
[10]         http://equipocesca.org/resumen-del-seminario-sobre-eficacia-efectividad-y-seguridad-de-las-vacunas-aspectos-clinicos-profesionales-y-sociales/
[11]         http://www.nogracias.eu/2015/06/05/editorial-nogracias-vacunas-no-todas-son-iguales/
[12]         http://www.actasanitaria.com/vacunas-y-vacunas-no-todas-son-iguales/

Juan Gérvas

Médico general jubilado, Equipo CESCA (Madrid, España)jjgervas@gmail.com; mpf1945@gmail.com; www.equipocesca.org;@JuanGrvas

sábado, 6 de junio de 2015

A propósito de la homeopatía en Cuba

 
Breve historia para un debate ético.

Por Yasser Farrés Delgado
Foto: radiorebelde.cu
Foto: radiorebelde.cu
HAVANA TIMES — Curioso debate ha suscitado la decisión del Ministerio de Salud cubano (MINSAP) de reconocer a la  Medicina Natural y Tradicional como especialidad médica, integradora y holística de los problemas de salud. La decisión no sólo responde a casi dos décadas de implementación de diversas terapias tradicionales en instituciones médicas cubanas; se inserta en la actitud transdisciplinaria que poco a poco gana espacio en la academia occidental/occidentalizada.
La clasificación “natural y tradicional” incluye muchas cosas pero quizás la Homeopatía sea la rama más cuestionada por los hombres y mujeres de la ciencia convencional, quienes siguen inscritos en la mentalidad racionalista/reduccionista moderna que todavía domina en las ciencias médicas occidentales. De estas personas llegan opiniones como: “el principio activo de la homeopatía no se sostiene”, “es un timo”, “es poco más que un placebo”, etcétera.
Curiosamente, opuesto a esas opiniones encontramos que diversas universidades reconocen los aportes de la homeopatía. La Universistat de Barcelona, por ejemplo ofrece un Máster en Medicina Homeopática. Además vemos que bases de datos científicas como Elsevier o Scopus, que están más que legitimadas por la comunidad científica internacional, reconocen el carácter científico de ciertas revistas sobre homeopatía. La revista estadounidense “Homeopathy”, por ejemplo, ha estado entre el primer y segundo cuartil del ranking de SCOPUS durante una década. Otras dos revistas van ganando espacio (la española “Revista Médica de Homeopatia” y la italiana “Revue d’Homeopathie”).
Como contribución al debate sobre la resolución del MINSAP quiero lanzar aquí algunas ideas que intentan ir más allá del restringido argumento de “las pruebas de laboratorio” y los “ensayos médicos”. Deseo promover un debate ético sobre la autoridad del conocimiento en las ciencias cubanas. Un debate que no parece haber tenido lugar en el país, o que ha sido muy débil y poco promovido, como demuestra el hecho que en la academia cubana todavía no exista libertad de cátedra (no existe libertad de pensamiento en general, ni muchas otras libertades).
Para lanzar estas ideas comenzaré recordando que la ciencia moderna (los científicos) se atribuyó a sí misma la autoridad del conocimiento gracias a relaciones de poder que quedaron definitivamente instauradas con la Ilustración. Esto lo explican muchos autores, incluido un texto poco divulgado del cubano Hirám Hernández (2005). Dichas relaciones son herederas de una historia que inicia antes, con la expansión del catolicismo y la colonización del mundo por parte de Occidente (ver Grosfoguel, 2013). Sobre esta herencia se ha escrito menos, por tanto, es necesario divulgarla.
Deseo promover un debate ético sobre la autoridad del conocimiento en las ciencias cubanas. Un debate que no parece haber tenido lugar en el país, o que ha sido muy débil y poco promovido, como demuestra el hecho que en la academia cubana todavía no exista libertad de cátedra (no existe libertad de pensamiento en general, ni muchas otras libertades).
Las ciencias en general y las ciencias médicas en particular, son herederas del método racionalista cartesiano que se instaurará como el único método de conocimiento fiable. En su “Discurso del Método”, Descartes sienta las bases que justificarán la autoridad del saber científico occidental (entiéndase, saber moderno) sobre cualquier otro conocimiento. Allí este francés plantea, dicho grosso modo, que hay que aislarse de todo conocimiento precedente (solipsismo) y desconfiar de todos nuestros sentidos (dualismo) para generar el “conocimientos verdaderos”.
La actitud de Descartes tiene dos consecuencias importantes, entre otras: 1. reniega de los conocimientos previamente producidos por todas las culturas del mundo en su conjunto; y 2. se atribuye a sí mismo la capacidad de producir un conocimiento universal que debe ser aceptado por todas las personas. De este modo él sienta las bases filosóficas y científicas por las cuales el hombre occidental, la ciencia occidental, se atribuirá a sí mismo la capacidad de producir el único saber verdadero posible (ver. Grosfoguel, 2008).
¿Qué condiciones se habían dado para que quede instaurada con Descartes esa relación de poder global en temas de conocimiento (colonialidad del saber)?¿Qué condiciones favorecieron esa actitud arrogante?¿Cómo se explica que se niegue la posibilidad de que un conocimiento válido pueda producirse de otro modo, con otro enfoque, diferente al “método científico”?
Para responder las preguntas hay que comprender que cualquier otro conocimiento ya había sido silenciado o eliminado, y que nadie podía decir lo contrario. Hay que comprender los grandes genocidios/epistemicidios del largo siglo XVI: el conocimiento ancestral de la naturaleza que poseían las mujeres europeas por su condición de cuidadoras (conocimiento sobre hierbas, pociones, etc.), había sido considerado “brujería” por la Iglesia Católica, y quienes lo practicaban fueron quemadas en la hoguera); el conocimiento desarrollado por la cultura islámica también fue destruido por la Iglesia Católica (las bibliotecas del Califato de Córdoba fueron destruidas y sus libros quemados); miles de «códices» y «quipus» fueron destruidos en “El Nuevo Mundo” a la vez que las culturas autóctonas fueron arrasadas; y así sucesivamente. (ver Grosfoguel, 2013).
La Iglesia Católica –o mejor dicho, la jerarquía patriarcal que se apoderó del catolicismo—, también tuvo en la mira a los científicos modernos. De hecho, Descartes se ve obligado a explicar en otro texto que sus ideas no contradecían la existencia de Dios y que este era la fuente de conocimiento en última instancia. Lo mismo tendrán que decir Newton y muchos otros hasta bien entrado el siglo XIX, en que el poder de la Iglesia Católica cae considerablemente.
¿Cómo se relaciona toda esta historia con la homeopatía y los dilemas de la ciencia cubana? Se me acaba el espacio, por tanto, expondré mis ideas más adelante. Sólo mencionaré que esta historia no se cuenta dentro de los planes de estudios de los científicos y científicas cubanos.
——
Referencias
  • Dussel, Enrique (2008). Meditaciones anti-cartesianas: sobre el origen del anti-discurso filosófico de la Modernidad, Tabula Rasa, 9, 153-197. Bogotá – Colombia ISSN: 0120-4807
  • Grosfoguel, Ramón (2008). Hacia un pluri-versalismo transmoderno decolonial. Tabula Rasa, 9: 199-215. Bogotá – Colombia, ISSN: 1794-2489.
  • Grosfoguel, Ramón. (2013). Racismo/sexismo epistémico, universidades occidentalizadas y los cuatro genocidios/epistemicidios del largo siglo XVI.Tabula Rasa, (19), 31-58.
  • Hernández Castro, Hiram (2005). Poder-saber: una ciencia política de la liberación.La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
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Vacunas a debate



Tomado de "El mundo"

'No soy ningún friki ecologista. Una vacuna dejó tetrapléjico a mi hijo'

  • El caso del niño con difteria abre el debate sobre si debería ser obligatorio vacunar o no

  • EL MUNDO habla con dos familias que han decidido no inmunizar a sus hijos

  • Los médicos defienden la seguridad y la eficacia de las vacunas

Luis Gasco, con su esposa y su hijo tetrapléjico en brazos.
Luis Gasco, con su esposa y su hijo tetrapléjico en brazos. ALBERTO DI LOLLI

     
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Las vacunas son, sin lugar a dudas, uno de los más grandes avances que la medicina nos ha regalado. Cada año, y según cifras de la Organización Mundial de la Salud, la inmunización evita entre dos y tres millones de muertes en todo el mundo. Gracias a estas inyecciones se ha conseguido erradicar la viruela, y hay otras patologías que, si bien no han desaparecido por completo del mapa, están muy controladas gracias a las vacunas, como la poliomelitis, el tétanos o el sarampión, entre otras.
No obstante, y a pesar de que los datos nos dicen que 1,5 millones de niños mueren cada año a causa de enfermedades que serían evitables con una simple vacuna, según UNICEF, lo cierto es que hay padres que deciden no vacunar a sus hijos. Se trata de una moda, una tendencia, o una convicción -según se mire- especialmente extendida en Estados Unidos.
Muchas veces, los padres deciden no vacunar a sus hijos basándose en mitos erróneos pero altamente extendidos (como el bulo de que la vacuna trivalente estaba vinculada a un mayor riesgo de autismo), o en función de experiencias que han vivido a raíz de los efectos adversos de las vacunas que, aunque son altamente infrecuentes (al menos los más graves), sería faltar a la verdad negar su existencia.
"Las vacunas son productos biológicos, y en general son muy seguras, pero no dejan de tener un riesgo, como cualquier producto que se introduce en el cuerpo", explica a EL MUNDO Maria José Álvarez, directora de vacunas.org, la página de la Asociación Española de Vacunología.
Aunque en España el movimiento antivacunas no es tan fuerte ni tan mediático como en otros países, sí se pueden encontrar casos de padres que son reacios a este producto. EL MUNDO ha contactado con varias familias que han vivido experiencias dramáticas que ellos atribuyen a las vacunas. Es el caso de Federico Sánchez, que hoy preside la Asociación de Afectados por las Vacunas, cuyo hijo, según cuenta, "empezó a sufrir convulsiones después de que le administraran la vacuna Infanrix hexa® [una vacuna hexavalente], del laboratorio GSK". Posteriormente, le diagnosticaron encefalopatía. Murió hace ahora un año.
Sánchez establece una relación directa entre la enfermedad de su hijo y su posterior muerte con la vacuna de GSK. Y lo hace así porque, según ha relatado a este periódico, tras el fallecimiento de su hijo, envió una muestra de dicha vacuna a un laboratorio estadounidense, donde la analizaron, y concluyeron que "tenía entre un 30 y un 200% más de hidróxido de aluminio de lo que indicaba en la ficha técnica".
Antes de morir, a su hijo le realizaron un test genético, mediante el que comprobaron que el pequeño "no desintoxicaba bien los metales pesados". Desde entonces, Federico y su mujer han cambiado radicalmente su visión respecto a las vacunas: su hijo las tuvo todas, incluso las que no eran obligatorias, pero ahora tienen una niña de siete meses a la que han decidido no inmunizar. "Si tu niño se muere por culpa de una vacuna, ¿cómo voy a vacunar ahora a mi hija? Sería un loco".
La historia de Luis Gasco y su familia es parecida a la de Federico, aunque sin un desenlace fatal. Según cuenta, "a los tres días de administrarle la vacuna de los 18 meses [no recuerda exactamente cuál entre todas las que se ponen a esa edad] a mi hijo, le dio una reacción autoinmune que le dejó tetrapléjico". Como Federico, él ve una clara conexión entre la vacuna y la enfermedad de su hijo, pero esta vez, explica, con más motivos, porque en el propio diagnóstico que le dieron al niño se hace referencia a la vacuna: "encefalitis aguda diseminada post-vacunal". Después de éste, Luis ha tenido otra niña, a la que ha decidido no vacunar. Él afirma que no es un antivacunas per se (de hecho, sus tres primeros hijos tienen todas las vacunas, y el cuarto las recibió todas hasta los 18 meses), pero que ha tomado esta decisión "por miedo a los efectos adversos".

Casos muy raros e imprevisibles

Según Ildefonso Hernández, presidente de SESPAS (Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria), este tipo de casos son "muy raros e imprevisibles" y sostiene que, en ocasiones, se producen "hechos coincidentes que se atribuyen a la vacuna porque coinciden en el tiempo".
"A mí me parece que la gente que no vacuna a sus hijos los somete a un riesgo de enfermedades graves", opina Álvarez, quien cree que muchas veces, estas personas "se informan a través de páginas web donde no hay datos basados en la evidencia".
"El asunto es muy delicado", opina Hernández, quien considera que no hay que "paternalizar la información, que tiene que ser muy clara". Precisamente, ésta es una de las grandes quejas que tiene Gasco: "El problema es la mala información que hay, te dicen que como mucho cogerá fiebre, y eso es falso".

'Una opción de cálculo de riesgos'

Gasco recalca que él no es "ningún hippie friki ecologista" y que, de hecho, no descarta vacunar a su hija más adelante, o si se fueran a vivir a otro país, sino que su decisión es una "opción de cálculo de riesgos: prefiero el riesgo de asumir una varicela o un sarampión a una tetraplegia o incluso la muerte. Una vez y no más". Mientras tanto, Gasco apunta que M., su hija, que ahora tiene cuatro años, está sana, y "ha tenido las enfermedades propias de todos los niños".
A este respecto, Hernández apunta que "si no nos vacunáramos sería un desastre", y recuerda que "el 1% que no se vacuna se beneficia de la vacunación del resto". Gasco afirma ser consciente de esto: "Si todos dejáramos de vacunarnos, volveríamos a tener otro tipo de epidemias", dice.
"Me parece perfecto que el 99% de los padres opte por vacunar a sus hijos, pero que alguien se atreva a cuestionar una decisión en un contexto de riesgo me parece una temeridad", resume este padre. Pero a nadie se le escapa que su opción es una vía ciertamente polémica y, en la práctica totalidad de los casos, no avalada por la comunidad médica. Sin ir más lejos, hace pocos días, el Nobel de Medicina de 2011, Jules Hoffmann, sostenía que "no vacunar es un crimen". Gasco se muestra tajante con esta afirmación: "Que venga y me lo diga con mi hijo al lado. No se puede frivolizar con esto".
A raíz del caso del niño no vacunado en Cataluña que ha contraído difteria -lo que ha hecho que la enfermedad reaparezca en nuestro país después de 29 años ausente- se ha generado un debate sobre si la vacunación debería ser obligatoria o no, independientemente de la opinión de los padres. Hernández, quien subraya que "los riesgos de las vacunas son muy bajos", apunta que él no lo vería bien: "nuestras leyes tienen previstas emergencias de salud pública en las que sí sería necesario hacerlo, pero en un estado normal, yo no sería partidario".
Ante esta cuestión, Gasco responde que "si se toma la decisión de que vacunar es una cuestión de Salud Pública, y por tanto, es obligatorio, el Estado tiene que responder subsidiariamente de los problemas derivados de los efectos adversos de la vacunación". "Eso es lo que se hace en los sitios en los que es obligatorio, allí tiene que haber una compensación ineludible", opina Hernández. En cualquier caso, este experto en inmunología asegura que "siempre" recomendaría vacunar, y recuerda que "tenemos un calendario de vacunación bastante sensato, completo y adecuado".
Quizás el problema sea que los contras de las vacunas hacen más ruido que los pros, porque lo bueno ya es considerado como normal y es, además, menos llamativo que lo malo. "La prevención tiene esa dificultad, y es que los beneficios no son palpables. Nadie sabe lo bueno que es y las muertes y enfermedades que está evitando el buen funcionamiento del calendario vacunal". En definitiva, para este médico (y para muchísimos más), "ser antivacunas no tiene ningún fundamento". "Yo siempre recomendaría vacunar: como médico, y como madre", concluye Álvarez.