Por el Doctor Robert Séror
Traducción al castellano : Francisco Javier Ramos Alija, Noviembre 2008
La biografía de Boenninghausen se encuentra en el expediente Biografías de HI.
Con el fin de comprender bien la evolución del pensamiento de Boenninghausen y sobre todo el estudio de su obra, conviene retener tres ideas principales de esta corta biografía:
1) La cultura muy importante en botánica de Boenninghausen.
2) La amistad que se lo vinculó a Weihe, y saber reconocer su influencia en la obra de Boenninghausen que es de una importancia extrema.
Lo veremos posteriormente.
3) Por fin, la fidelidad constante a Hahnemann, tan importante para Hahnemann, que en una de sus cartas, escribía:
" El barón Von Boenninghausen estudió y dominó la doctrina homeopática de modo tan verdadero, como que si yo estuviera enfermo e incapaz de cuidarme, es a él, sin duda alguna, al que acudiría " (1853). (Suplemento 255, Dr. Richard Haehl, tomo 2, página 483).
Pensamiento y doctrina de Boenninghausen.
Vamos a abordar ahora una manera de pensar que, a primera vista, parece diferente del pensamiento kentiano, pero que le es anterior, y sobre todo que recibió la aprobación de Hahnemann.
No se asuste, no se trata de ninguna manera de renegar de Kent, muy al contrario, mostraré más allá, cómo la aplicación de la doctrina de Boenninghausen permite sacar partido de la obra de Kent, y sobre todo conjuntar ambos métodos.
La práctica conjunta de ambos métodos (la de Kent y la de Boenninghausen) permite en efecto disminuir el tiempo necesario en busca del simillimum, aumenta la precisión en la elección del remedio, y sobre todo se revela mucho más fácil de realizar para los que no conocen muy bien el repertorio de Kent.
Desde este punto de vista, utilizamos el pequeño libro de Roberts y Annie Wilson, que se encuentra en la edición india de Therapeutic Pocket Book y más particularmente, en este capítulo, utilizamos el parágrafo: cómo tomar una observación según Boenninghausen (páginas 13 - 22).
Lo que va a seguir es extremadamente curioso, pero parece la evidencia misma.
Todo homeópata verificó lo que Boenninghausen sostuvo después mucho tiempo.
Después de haber comprendido el pensamiento de este gran pensador, estamos asombrados de comprobar la poca extensión dedicada a sus escritos, dados sus conocimientos, en Francia, país del que los médicos son por definición unos discípulos de Descartes.
¿ Cómo presentar claramente estos hechos descubiertos por Boenninghausen?
Estuve varios meses para realizar este artículo, porque me parece decisivo en la vuelta que debe tomar el pensamiento homeopático francés de algunos años; en efecto, es evidente al observador imparcial que el Unicismo está arraigado en Francia; admitimos el unicismo, pero no sabemos (y con causa) cómo encontrar el remedio único, ignoramos las leyes de la técnica y la táctica homeopática; nos imaginamos que encontrar el simillimum, es una operación ardua, que pide mucho tiempo, búsqueda, mientras que es lo inverso, pero como todas las verdades, el unicismo, como tal grano, debe morir, antes de renacer.
Decir que el Kentismo mató la Homeopatía (ejemplo U.S.A ., Reino - Unido), responderé a esto que la penuria de los homeópatas en U.S.A. y en Inglaterra, no es debido al Kentismo, sino a la ausencia completa de soporte gubernamental; ¿ la prueba?
En la India, dónde todos los homeópatas son unicistas, donde el Estado hizo de la Homeopatía una medicina de estado, contamos un número creciente e importante de homeópatas, y sin embargo ellos todos son Kentistas.
Pero si usted lo quiere, volvamos a Boenninghausen.
La primera cosa que hubiera comprobado, es la siguiente: la mejor observación que existe es siempre fragmentaria e incompleta.
Esto quiere decir, que en la inmensa mayoría de los enfermos la localización es mal precisada, la sensación dolorosa mal descrita, las modalidades son muy mal objetivadas, y esto a causa de la falta de observación del enfermo.
Es muy evidente, que no se puede exigir a un enfermo que de las cualidades de observación, que médicos hasta cierto punto formados, no posean.
También, si transponemos esta idea en el dominio de los provings, es muy evidente que un solo experimentador no puede abastecernos un proving completo.
Es decir, como un solo enfermo no puede objetivar un cuadro completo de su enfermedad, un solo experimentador no puede objetivar todos los síntomas de una droga.
De donde aparecen, dos ideas generales descubiertas por Boenninghausen:
Un proving es siempre fragmentario
Un proving es siempre incompleto.
Estos dos conceptos son la misma base de la doctrina de Boenninghausen.
Hay que reconocer que son conceptos experimentales, el que cada uno está en condiciones de verificar.
A partir de esto, Boenninghausen edificó un sistema de búsqueda del remedio homeopático, un sistema que:
1) Recibió la aprobación de Hahnemann (cf. 6ª edición del Organon, § 153 a).
2) Tiene más de un siglo de experimentación y de éxito en su haber.
3) Cuyo eje se prolonga hasta nuestros días gracias a los trabajos de Boger, de Roberts, pasando por T.F. Allen, Nash, y muchos otros.
Volveremos allá progresivamente, porque plenamente se coge la verdad sólo en el semejante por un movimiento de espiral, y volviendo a pasar poco a poco por todas las formas de pensamientos de colegas que lo animaron, presentaron en suma, la dirección de pensamiento idéntica al que dirige un proving.
Pues:
La M.M. es incompleta.
Un proving no puede ser completo al 100 %.
Para comprobarlo, encarguémonos de un tomo de la Enciclopedia de T.F. Allen.
Comprobamos que los remedios más henchidos, más ricos en síntomas, lo son sólo porque varias generaciones de “provers” se sucedieron.
Es sólo de esa manera que es posible obtener una imagen más o menos completa de un remedio.
¡ Porque, jamás observó usted el número de síntomas curiosos que le señalaba su enfermo, sino al que el repertorio no menciona!
Una razón además para mostrarse ecléctico en la elección de los síntomas (Valorización De Los Síntomas).
Sin esta maniobra técnica elemental, nos perdemos tan fácilmente como en un laberinto, en el momento de la búsqueda del remedio indicado.
El cuadro sintomático presentado por un enfermo es siempre parcelario, jamás completo.
Esto es la misma evidencia, con arreglo a lo que acabamos de exponer.
La enfermedad es en realidad sólo un proving intratable.
El papel del homeópata es hacer coincidir los síntomas característicos de su enfermo, de con los que de un remedio percibió su proving.
Prácticamente, jamás hay que tener en cuenta provings realizados por un solo hombre, son truncados al principio.
Para tener algo válido, es necesario tener a mano, por lo menos cinco provers, pero mejor es tener quince, y de ambos sexos; por fin, el proving debe ser realizado en varias "olas" sucesivas, separadas entre ellas por algunas semanas o algunos meses.
Pero, volvamos a Boenninghausen, este botánico eminente, no olvidemos sobre todo su descubrimiento.
Durante años, tomando las observaciones de sus enfermos, anotará cada síntoma de modo tan completo como posible, como sigue:
Localización del síntoma:
Órganos
Tejido.
Irradiación.
Sensación del síntoma: lo que quiere decir, el tipo de Dolor.
Modalidades de agravación y de mejoramiento de dicho síntoma.
La coexistencia de otros síntomas en las mismas circunstancias: los Síntomas concomitantes.
A partir de este trabajo de búsqueda, penoso, largo, meticuloso, Boenninghausen explotó, en suma, los resultados que había obtenido, los clasificó, los ordenó, y desempeñó una gran verdad práctica, digo muy práctica.
En ningún momento, Boenninghausen se abandonará a la hipótesis; el buen observador de la Naturaleza que el era, aplicó su espíritu crítico, su juicio imparcial a las cosas del Hombre y de sus dolores (enfermedades); la cosa extraña y curiosa, y sin embargo verdadera que apareció, es la siguiente:
Un síntoma incompleto, existiendo en una región del cuerpo, puede ser completado por analogía, observando lo que pasa en otras regiones del cuerpo.
Es decir, Boenninghausen nos dice que todo pasa cuando los síntomas y sus características, literalmente han estallado, volado en pedazos, en todas las regiones físicas y psíquicas del mismo hombre, y que de este hecho, debiéramos para reconstituir la totalidad de los síntomas, ir a buscarlas allí dónde se encontraban, luego ordenarlos, según un orden lógico y concordante.
Otra imagen: una cuerda de nudos larga que recorre el cuerpo entero de manera anárquica.
Reparamos los nudos, pero no la cuerda. Y sin embargo todos los nudos pertenecen a la misma cuerda.
Ejemplo:
Un enfermo sufre del estómago. Da con precisión la localización y la sensación, pero no las modalidades.
En cambio, en otra región del cuerpo, encontramos una agravación muy precisa, pero una sensación imprecisa; en otro lugar por fin, descubriremos una modalidad de mejoramiento bien marcada.
El Homeópata reúne todos estos datos, los ordena y reconstituye, sintetiza, lo que la enfermedad había dispersado, había analizado.
La enfermedad tiene un papel analítico sobre la sintomatología, mientras que el práctico facultativo tiene una acción sintética.
Este ejemplo es voluntariamente sucinto, pero es destinado a constituir una aproximación al pensamiento de Boenninghausen.
Más tarde, citaremos ejemplos más completos, más detallados y más complicados, y veremos lo curioso que es, por lo menos, lo que mis trabajos me permitieron descubrir:
1) Los métodos ambos de Kent y de Boenninghausen convergen hacia el descubrimiento del mismo remedio.
2) Varias centenas de observaciones tomadas según la técnica de Kent, luego según la técnica de Boenninghausen llevan al mismo remedio.
3) Esto contribuye demostrando experimentalmente que en el mismo enfermo, la causa es contenida en los efectos.
4) Es posible encontrar el simillimum de un paciente o sea a partir de las causas (técnica de Kent), o partir de los efectos (técnica de Boenninghausen).
Prácticamente ambos métodos se complementan, y su empleo simultáneo permite descubrir el simillimum, hasta en los casos defectivos.
Estas cinco leyes resultan de un trabajo de varios años, y por supuesto serán objeto más tarde de varios capítulos, con el fin de mostrar todo lo que debemos a Boenninghausen.
Hay que rehabilitar a este hombre, cuyos descubrimientos son profundos, eficientes, y al que muchos ignoran. Pero volvamos a nuestros "síntomas".
Interrogando a nuestro enfermo, podríamos pensar que nos da varios síntomas, no es nada; el paciente nos abastece sólo de secuencias disparatadas de pocos síntomas, que el médico debe reunir y completar.
Los síntomas perceptibles de la enfermedad son dispersados en partes del cuerpo diversas de la misma manera que los síntomas son dispersados en un repertorio.
El homeópata reencuentra los pedazos diseminados, y los reúne en un todo muy armonioso.
Boenninghausen, muy sólido sobre sus posiciones experimentales, también se apoya en la Doctrina de Hahnemann.
En efecto, cuando se lee a Hahnemann, es más claro que el agua, cuando es el paciente quien está enfermo, y no su ojo, su cabeza, o su corazón.
Todo síntoma que se remite a una región puede ser devuelto todo.
Por ejemplo, un dolor punzante en el ojo derecho, esto debe ser anotado como una característica general de la enfermedad.
Otro ejemplo: dolor del ojo, agravado marchando, se traduce para Boenninghausen, por agravación por el movimiento.
Si conjuntamente, se siente un escalofrío marchando, anotamos esto como síntoma concomitante.
Podríamos multiplicar al infinito los ejemplos prácticos, pero esta no es nuestra intención.
Tenía por objeto dar a entender lo que exactamente era la Doctrina de Boenninghausen, que se ve enunciada algunas veces, bajo el término de Doctrina de los concomitantes.
Inútil decirle que Kent refutó esta doctrina, él y sus alumnos insistieron en el hecho de que de un síntoma particular no podía hacerse un síntoma general; que si alguien siente un dolor punzante al nivel del ojo, esto puede ser considerado como un síntoma general sólo en la medida en que el paciente siente dolores punzantes en varias otras regiones del cuerpo.
Kent ciertamente es responsable del olvido en el cual zozobró Boenninghausen.
¿ Pero, lo que importa, es saber donde se encuentra la verdad?
¿A quién creer?
Pues bien, en este caso, como en muchos otros, en lugar de hablar, de criticar; de perder el tiempo, mejor es poner en práctica lo aprendido, y apreciar los frutos.
Así como dije antes, los frutos son muy bellos, son idénticos, tanto a la manera de Kent, como por el método de Boenninghausen; ambos caminos en apariencia muy distintos, nos conducen conjuntamente al simillimum; ¿ que significa esto, que concluir?
ESTO:
Kent y Boenninghausen se distancian a dos puntos diametralmente opuestos, pero en la misma dirección, lo que tiene el resultado de facilitar su encuentro y su fusión al nivel del simillimum.
Kent se fue a lo general (la causa) para curar los efectos.
Boenninghausen buscó (investigó) en estos efectos, la causa, y de ahí subió al general.
Es decir, tanto Kent como Boenninghausen llegan a las causas, por caminos distintos, por técnicas distintas.
Por fin, excusándome por repetirme de nuevo, la experiencia practica, es como un reloj, en el que se encuentra el mismo remedio para un enfermo empleando a la técnica de Kent o de Boenninghausen
Esto es tan nítido, como que en los casos muy difíciles, empleo ambas técnicas, si los resultados no concuerdan, esto quiere decir que hay un error en la observación, o en el análisis repertorial.
La prueba es falsa, hay que empezar de nuevo.
Estudio del repertorio del "Doctor" C.V. Boenninghausen.
En cuanto a la vida de Boenninghausen, convendrá trasladarse sobre H.I., al expediente "biografías".
En la época en la que el pensamiento homeopático se orienta hacia los gruesos repertorios completos y analíticos tales como los repertorios de Kent y de Knerr, conviene no olvidar que existen unos repertorios anteriores, repertorios que, por lo tanto de particularidades, lograron concentrar la Homeopatía en grandes rúbricas generales.
Así como ya lo escribí, ambas son dos formas de comprensión de la doctrina homeopática, pero que acaban en el mismo punto.
Si usted lo quiere, podríamos resumir este modo de ver con una imagen sugestiva:
Dos triángulos opuestos por su cumbre; el uno, el superior, representa Kent y su sistema: nos vamos del general para acabar en el individuo, el otro el inferior, el de Boenninghausen donde nos apoyamos en el individuo para acabar en el general; pero resulta que, la experiencia de la práctica de ambos sistemas, muestra que el punto de junción de ambos triángulos, es el mismo para ambas doctrinas.
A menudo confundimos, y sin razón, Kentistas y Unicistas; es un error importante, porque cuando se estudia la Historia de la Homeopatía, se comprueban que todos los grandes autores practicaban de modos diferentes; qué el se vuelva hacia Belfo y su repertorio, hacia Nash, Hering, Dunham, Boenninghausen, Boger, Kent, ellos todos tenían su manera de concebir con una manera matizada la Doctrina, pero ellos todos tenían un punto común de junción: Unicismo; pues, no confundir a Kentismo y Unicismo; podemos muy bien ser unicistas y no ser kentistas.
Son matices que conviene señalar bien, porque se asiste actualmente en Francia, a un renacimiento de la Homeopatía Pura, iba a decir la verdadera Homeopatía.
Como siempre, al mismo tiempo que se manifiestan las fuerzas de la verdad, vemos elevarse las fuerzas de la mentira, es una Ley universal; estas fuerzas de la mentira son absolutamente necesarias para la evolución y para el renacimiento del unicismo, representan el látigo del cochero que acelera la carrera de su coche.
El Repertorio de Boenninghausen es sólo la materialización de su doctrina; esta obra tiene detrás un siglo de experiencia; confirmado y eficaz, muchos homeópatas lo utilizaron con fruto.
Como siempre el repertorio nos ofrece varios remedios, y el homeópata válido escoge el buen remedio con arreglo al estado de su enfermo.
Cada síntoma de este repertorio es recortado en sus componentes, es decir, localización, sensación, modalidades de agravación y de mejoramiento, y por fin, uno o varios síntomas famosos y concomitantes.
Los síntomas tan reagrupados son jerarquizados según el plano de ejecución del proving, que Hahnemann codificó en el momento de sus primeras experimentaciones y que se reencuentra en nuestros Sr. M .
Antes de ir más lejos en el análisis de este repertorio, sería prudente, creo, volver sobre el síntoma concomitante.
El síntoma concomitante es llamado Síntoma de acompañamiento. Este último término expresa mejor en el significado de este concepto. El síntoma de acompañamiento está en la totalidad de los síntomas mientras que la modalidad de agravación o de mejoramiento es un síntoma aislado.
Es decir, el síntoma de acompañamiento es un síntoma de diferenciación, es decir un síntoma eliminador, en la elección del remedio final. Es de subrayar toda su importancia.
Además, la experiencia muestra que a menudo, el concomitante es conjuntamente un factor de agravación o de mejora. Por ejemplo, una ciática que se acompaña de diarrea regularmente, al mejorar esta última, mejora la ciática. Es allí un síntoma concomitante, que se acompaña de una modalidad de mejoramiento.
El Doctor Sr. L. Dhawale, en un artículo extremadamente interesante (Conceptual images in homoeopathic practice, British Homoeopathic Journal, 1965, 2, páginas 94 - 101) estudió bien la cuestión.
Este artículo ha sido analizado en la 5ª Revista de prensa (Cuadernos de Bioterapia, n ° 8, diciembre de 1965, páginas 286 - 294) con un modo completo pero en cuanto a los concomitantes y su importancia, he aquí lo que escribía Dhawale en 1965.
"... Los concomitantes aparecen antes de los signos patognomónicos de una enfermedad; prescribiendo sobre los signos concomitantes, impedimos la enfermedad aparecer.
La ausencia de concomitantes + la existencia de lesiones anatómicas permite hacer un pronóstico sobre la curabilidad de la enfermedad.
Los síntomas concomitantes tienden a difuminarse a medida que los procesos de lesiones anatómicas se acentúan.
Si los síntomas concomitantes reaparecen en el curso de la fase terminal de las enfermedades, permiten una terapéutica paliativa del paciente; este último morirá con todas sus facultades y sin sufrimiento.
En los disturbios físicos, encontramos el similimum utilizando concomitantes mentales; en los trastornos mentales, encontramos el simillimum utilizando concomitantes físicos.
Los síntomas concomitantes generales que orientan hacia un remedio de fondo, aparecen sobre todo después de una enfermedad aguda, tratada con éxito por el remedio agudo. "
Todo este trabajo que parecía a priori teórico, no fue en realidad más que el resultado de una experimentación larga emprendida por Boenninghausen.
No olvidemos, en efecto, que Hahnemann se casó, si se puede decir de este modo, con su alumno favorito, este es el último que ha apoyado su doctrina, por lo tanto también sobre Órganon.
En efecto, Boenninghausen nos recuerda que Hahnemann enseñó la totalidad del hombre en un conjunto único físico y mental, pero primero mental (Dynamis) luego accesoriamente físico.
Así, tomemos un ejemplo escogido por Boenninghausen, en su terapéutica de las fiebres intermitentes (malaria):
Las series de acceso que se suceden en el tiempo (escalofríos, fiebre, sudores)deben de estar consideradas como un síntoma solo y único; pero, estos accesos son tan espectaculares como que hasta somos dados a minimizar o a descuidar los síntomas (Concomitantes) de acompañamiento; entonces, para Boenninghausen, son los síntomas concomitantes (síntomas de acompañamiento) los que hacen posible la selección del buen remedio.
Esto es verdad tanto que la experiencia muestra la eficacia sorprendente del remedio seleccionado a partir de los concomitantes, sobre los accesos febriles mismos.
En la selección del remedio, el primer lugar lo ocupan los síntomas psíquicos, si estos últimos son evidentes y muy marcados.
Debemos apoyarnos sólo en la totalidad de los síntomas con el fin de seleccionar el remedio de fondo del enfermo.
Esta selección repertorial comprende varias etapas; va a abastecernos de varios remedios, teniendo ellos todos entre ellos una analogía cierta, que se reencuentra en sus síntomas más notables.
Esta analogía une los remedios de la misma familia a pesar de sus diferencias.
Esta analogía es muy útil para el práctico facultativo, porque lo guía para seleccionar el buen remedio de sus enfermos, cuya descripción sintomática es defectuosa.
Son los síntomas concomitantes (o síntomas de acompañamiento) que permiten la elección de varios remedios.
Roberts se permite la imagen siguiente, con el fin de darnos a entender íntimamente las aplicaciones prácticas de la doctrina sus concomitantes y de la utilización del repertorio de Boenninghausen.
Podemos comparar el organismo humano con un gran motor complicado y compuesto de numerosas ruedas, reunidas según un plano definido y preestablecido.
Para almacenar estas ruedas, hace falta una tienda; el repertorio representa la tienda de la fábrica donde son almacenadas racionalmente las ruedas del motor.
Cada rueda está aparte, en un lugar bien definido (son las Secciones del repertorio).
El obrero (el médico homeópata) selecciona las ruedas que son necesarias para su coche, o para repararlo, y esto según el plano preestablecido que conoce.
Las ruedas estan dispersas acá y allí, alrededor del obrero, las sube de modo eficiente, siguiendo el plano que conoce.
Usted ve que esta imagen puede ir muy lejos, y que con tal que se conozca bien este plano famoso y preestablecido, podemos a partir de una rueda particular, generalizar el conjunto de la máquina.
El repertorio de Boenninghausen nos da a la vez el plano y las ruedas, y es la doctrina de las concomitantes que da a la obra su valor particular.
¿ Cómo está construido este repertorio?
Conviene anotar a primera vista que existen cinco grados de valorización, mientras que Kent nos ofrece sólo tres.
En su prefacio, Boenninghausen insiste muchísimo en el hecho siguiente - es Hahnemann mismo quien había llamado la atención de la necesidad de valorizar los remedios en el seno del repertorio por carácteres tipográficos diferentes: con cinco caracteres de impresión que van del más importante al de menos importancia:
EN CAPITALES, EN CLARENDON, en itálicos, en romanos y (entre paréntesis y en romano).
El último grado se reencuentra raramente en el repertorio pero mucho más a menudo en la sección de las Afinidades.
En la edición que poseo, esta obra se presenta como un pequeño libro en dieciseisavo, de 509 páginas con, además, un índice de 32 páginas.
Y es todo; usted ve que estamos lejos de la masa enorme de Kent, y muy alejado de ambos tomos de Knerr, y los 9 volúmenes de Gentry.
Pero esto es simplemente debido al hecho de que el método empleado es totalmente diferente del de Kent, de Knerr, de Gentry y hasta del Belfo.
Volveremos allá más tarde, para darnos cuenta que todos los caminos llevan a Roma, con tal que se practique el unicismo.
Boenninghausen distingue siete secciones en su repertorio. Nos limitaremos a enunciarlos:
1. Psiquismo e intelecto.
2. Regiones del cuerpo y los órganos.
3. Sensaciones y disturbios
I. En general.
Il. Glándulas.
III. De Los huesos.
IV. De la piel.
4. Sueño y sueños.
5. Fiebre
I. Circulación de la sangre.
II. Calor.
III. Estadio del sudor.
IV. Fiebres con combinación de los tres estadios
V. Disturbios concomitantes.
6. Alteraciones del estado de salud
I. Agravaciones con arreglo al tiempo.
II. Agravaciones con arreglo a las situaciones y las circunstancias.
III. Mejoramientos por las posiciones y las circunstancias.
7. Afinidades terapéuticas.
1 comentario:
Bien, Javier, por ofrecer tu traducción de un artículo referente a las aportaciones de Boenninghausen, autor mayoritariamente desconocido en nuestra comunidad homeopática. Durante varios años, en torno a 1990 (20 años atrás, por tanto), estudié y apliqué en mi práctica homeopática su metodología, podría decir que extensivamente, hasta determinar el perfil de caso en que resulta útil tenerla en cuenta para seleccionar el medicamento. Entonces traduje para mi propia instrucción buena parte de sus Escritos Menores que, precisamente ahora, estamos revisando, valorando su publicación en lengua española. Quizá sea de interés referirlo aquí. Bienvenidas sean ideas y sugerencias al respecto.
Salud.
Marino Rodrigo
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