Introducción:
La
escarlatina es una enfermedad caracterizada por fiebre, faringitis
exudativa y un exantema peculiar. Está causada por un Streptococcus
pyogenes (estreptococo betahemolítico del grupo A -EBHGA-) productor
de exotoxinas pirogénicas específicasi.
S. pyogenes produce una gran variedad de factores de virulencia,
entre los que se incluyen potentes exotoxinas. Algunas exotoxinas
pertenecen a la familia de las exotoxinas pirogénicas, cuyo nombre
se debe a su capacidad para producir fiebre (años atrás se las
denominaba exotoxinas eritrogénicas). Existen 4, bien
caracterizadas, llamadas A, B, C y F, serológicamente diferentesii.
Los
clásicos nos dicen que es una enfermedad contagiosa, epidémica,
raramente esporádica, que no ataca al hombre más que una sola vez
en la vida, variable en sus características y que afecta
preferentemente a los niños de cinco a doce años (Laboratorios Boiron: L’ Homéopathie Française de 1844 à 1850).
Algunos
autores han interpretado la epidemia ocurrida en Atenas, el año 430
a.C., descrita por Tucídides, como «escarlatina maligna», aunque
no hay certeza de que esta enfermedad fuera conocida en la antigüedad
clásica. En la Edad Media, relato de médicos árabes, sobre una
afección que llamaban «morbilli»,
también fueron relacionados con la escarlatina, pero sus
descripciones tan vagas, no permitieron afirmar de manera concluyente
la existencia de dicha patología en aquella época. Entre ellos
destacaron Avicena (979-1037) y Rhazes (865-925). Este último, autor
de una magistral reseña de la viruela, distinguiéndola claramente
del sarampión, separando así las dos únicas enfermedades
infecciosas de carácter endémico que conocían los árabesiii.
En
el siglo XVI, Gian Filippo Ingrasia fue el primero en efectuar
descripciones clínicas de una enfermedad posteriormente reconocida
como escarlatina, que figuran en su libro de
Tumoribus Praeter Naturam,
escrito entre 1533 y 1556iv.
Durante
los siglos XVI al XVIII, «va
a edificarse en el mundo occidental el pensamiento patológico
moderno».
Se introduce una gran variación dentro del estudio clínico de las
enfermedades: es el concepto de «especie
morbosa» (entidad
nosológica), siendo el aporte fecundo del gran clínico inglés de
la segunda mitad del siglo XVII: Thomas Sydenham (el «Hipócrates
inglés»). Este pensamiento constituye una suerte de compromiso
entre la experiencia y la razón, en el que debe buscarse la clave de
lo que significó Sydenham para la medicina modernav.
Alphonse
Teste describe en su libro Tratado homeopático sobre las
enfermedades de los niños
—Editorial Mínima— los tres periodos de la escarlatina, merece
la pena que el ávido lector le eche un vistazo a la descripción de
la enfermedad que él hace, resulta tan gráfico que merece la pena
instruirse al albor de los clásicos.
Tratamiento:
La
Medicina convencional —alopatía—, trata con antibióticos esta
patología, sea ex juvantivus o
mediante la confirmación previo a la recogida de exudado y cultivo.
A veces de forma iterativa se reproducen lo que suelen denominarse
brotes, consecuencia de la ineficacia del tratamiento antibiótico,
incluso con el antibiótico previamente sensible en el antibiograma.
Si
los homeópatas tuviéramos que elegir un solo remedio para el
tratamiento de ésta patología, fracasaríamos estrepitosamente, si
bien podemos decir, sin temor a equivocarnos que la Belladonna suele
ser un buen específico de esta fiebre «irruptiva». El buen médico
homeópata debe tener una idea precisa y habitualmente presente de
las patogenesias al uso consignadas en la Materia Médica.
Siguiendo
a Teste me conformaré con señalar en esta reseña los medicamentos
más habituales que nos permitan tratar dicha enfermedad: Aconitum,
Baryta carbónica, Opium, Ipecacuanha, Cinnabaris, Spongia tosta,
Hepar sulphuris, Nitricum acidum, Dulcamara, Lycopodium, Calcarea
carbonica y Sulphur.
Para más información sobre Homeopatía.
Para más información sobre Homeopatía.
Bibliografía:iGuillén
Martín S, Ruiz Jiménez M, Prieto Tato LM, y cols. Enfermedades
exantemáticas. En: Manrique I, Saavedra J, Gómez Campderá, y
cols. Guía de tratamiento de las enfermedades infecciosas en
urgencias pediátricas. Madrid: Drug Farma SL; 2010. p. 615-25.
iiMcCormick JK, Schievert P. Toxins and superantigens of group A streptococci. En: “Gram-positive pathogens”. American Society for Microbiology, 2000; 43-52.
iii Papp D, Agüero A. Breve Historia de la Medicina. Ed. La Claridad. Sao Paulo. Brasil 1994; 172-3.iv Laval R E. La infección por el estreptococo beta hemolítico del grupo A: ¿vuelta al pasado? Rev Chil Infect 1994; 11: 73-81.v Lain Entralgo P. Historia Universal de la Medicina. Tomo IV. p. 297-306. Barcelona. españa. 1973.
iiMcCormick JK, Schievert P. Toxins and superantigens of group A streptococci. En: “Gram-positive pathogens”. American Society for Microbiology, 2000; 43-52.
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