lunes, 25 de abril de 2016

El cuerpo vivido, nuevo objeto biológico y científico

Dr. Philippe Marchat

1) ¿POR QUÉ DEFINIR EL OBJETO DE LA HOMEOPATÍA?
La "medicina clásica" se atribuye fácilmente el título de medicina científica mientras que la homeopatía posee un estatus frágil y marginal. Hace falta no ver el toque de la mala fe y de hostilidad que la primera manifiesta respecto a la segunda. ¿O es que la homeopatía sufre de una carencia, de una deficiencia intrínseca que la hace frágil? Si nos referimos a la definición de lo que es una ciencia, a saber "un cuerpo de conocimientos poseedor de un objeto determinado y reconocido, y un método propio", hay que constatar que la homeopatía sufre de una carencia fundamental muy perjudicial. Así como nuestra disciplina posee de forma innegable un método propio, que los modernos trabajos de Scholten, Sankaran y otros continúan puliendo, es innegable que, hasta ahora, hemos sido incapaces de definir su objeto. Este objeto es la enfermedad (y el
enfermo) y lo que hay en ella (o en el) de mas singular, de mas individual. Ahora bien, después de Aristóteles, se sabe que no hay más ciencia que la general. La pregunta es pues: ¿Como hacer de un objeto tan singular un objeto "general"? ¿Como salir adelante con este juego de manos? Recurriendo al concepto de cuerpo vivido, el cual yo he propuesto y que llevo años manteniendo, y sobre el que vuelvo para hacer descubrir ciertas facetas que yo no había captado suficientemente bien anteriormente.
Desarrollaré mi propósito en tres puntos. En primer lugar recordaré que, disponer de un objeto es una apuesta esencial para el futuro de la homeopatía. Segundo, trataré de apoyar, gracias a ciertos datos científicos modernos, este objeto, el cuerpo vivido, poniendo al día su aspecto biológico, especialmente en lo que concierne a los medicamentos homeopáticos vegetales y animales. Para los minerales, solo señalaré algunas generalidades para volver sobre ellos en un artículo ulterior. Y finalmente, señalar la extraordinaria oportunidad que ofrece, a mi parecer, esta conceptualización: hacer de nuestro objeto, el cuerpo vivido, un nuevo objeto biológico, universal e ineludible en los campos de la medicina y de la ciencia.
Se deja demasiado de lado que no es posible intercambiar con los demás si no se dispone de un lenguaje común, es decir de conceptos y objetos comunes. El otro no nos puede "entender", escuchar y responder mas que a condición de identificar y reconocer sin demasiadas dificultades, incluso aproximadamente, de que se le habla y de lo que nos estamos ocupando. Se olvida demasiado a menudo que no se puede simplemente hablar juntos, sin disponer de un mínimo vocabulario común. ¿Porqué los matemáticos y los físicos intercambian fácilmente?. Porque ellos disponen de herramientas comunes, ecuaciones, teoremas, métodos de cálculo. ¿El lingüista y el psicoanalista? Porque el lenguaje es su objeto común, esencial en cada una de las dos disciplinas. ¿El geógrafo y el economista? Porque por ejemplo, la planificación del territorio es un objeto que los dos tienen en común. ¿El antropólogo y el genetista? Porque el problema de la datación de las especies y el concepto de evolución son propios a las dos disciplinas. Hace falta pues atreverse a preguntar : ¿cómo la medicina "clásica" y la comunidad científica podrían establecer un debate con una disciplina incapaz de definir su objeto? Cómo hacerse entender, y ser tomado seriamente con un léxico como: miasmas, energía vital, similimum, ley de similitud, sin hablar de sicosis, luesis, psora etc. Ninguno de estos conceptos es "exportable", compartible, comprensible para un médico o un científico ajeno a la homeopatía. Ahora bien, aquí estamos muy lejos de la "jerga" propia de toda disciplina; nos encontramos ante una incapacidad de definirnos.

2) EL CUERPO VIVIDO, OBJETO DE LA HOMEOPATÍA
Ya he presentado este concepto en los números 49 (noviembre 2003) y el 52 (diciembre 2004) de la Revista Homeopática . Así pues no detallaré el contenido de ese concepto y remito a los lectores a estos dos artículos para su conocimiento. Este concepto lo he construido o, en cierto modo, "retomado" a partir de la fenomenología, disciplina de la filosofía de la que yo he tomado todo lo que presenta de proximidad con la homeopatía, durante los estudios de filosofía que emprendí al finalizar mis estudios de medicina. Esta rama de la filosofía, nacida a principios del siglo XX, preconiza una "vuelta a las cosas mismas", desmarcándose así netamente de la empresa de objetivación científica. Esta "vuelta a las cosas mismas" no es otra cosa que tomar en cuenta la experiencia del mundo tal y como nosotros la" vivimos"; para la medicina, la de la enfermedad tal y como el enfermo la "vive". Es decir, cada uno la presiente, con mucha precisión como lo hace la homeopatía, con las localizaciones, sensaciones, modalidades etc.
¿Por qué el término de "cuerpo vivido" y no simplemente "lo vivido"? Si insisto en la expresión de cuerpo vivido, es por la siguiente razón : Hablar simplemente de "vivido" nos llevaría a deslizarnos hacia un tipo de auto-interpretación del paciente, de introspección o de vivido puramente emocional o psíquico. Mientras que el concepto de cuerpo vivido indica que no se trata de una observación del sujeto sobre si mismo, sino de que lo que él experimenta y vive a través y dentro de su cuerpo, la mayor parte del tiempo sin saberlo. Esto indica también que no existe, para la homeopatía, una distinción radical cuerpo/psiquismo/espíritu; todo lo que experimenta el sujeto es vivido simultáneamente en diversas esferas. Así pues, la enfermedad es una perturbación "vital", en absoluto una perturbación de la energía vital.
Toda la semiología homeopática puede calificarse de vital. Hacer del cuerpo vivido el objeto de la homeopatía quiere decir que lo importante para ella, lo decisivo, es la enfermedad en tanto que experiencia "vital", en tanto que acontecimiento que sobreviene en mi vida y que altera mi vida. Recordemos las palabras de Hahnemann: "la enfermedad es una modificación del comportamiento y del sentir". Es como decir que la enfermedad es una modificación del cuerpo vivido. Una vez bien entendida esta dimensión vital de la homeopatía, se percibe mejor la necesidad de deshacerse del concepto de energía vital. Aquellos que insisten sobre la enfermedad en tanto que perturbación de la energía vital se equivocan. La enfermedad, para la homeopatía, es una perturbación vital, "una modificación del sentir y del actuar", una perturbación que yo siento y que he experimentado en mi vida, una perturbación que yo "vivo".
La enfermedad es una nueva relación que yo mantengo con las cosas, con los otros y con el mundo. Esto, el juego de las modalidades lo expresa muy bien. ¿Qué es sino una perturbación vital, una alteración en mi vida y en mi relación con el mundo, el hecho de tener una tos agravada por el calor, mejorada por beber bebidas frías o una tos agravada en compañía? El recurso de algunos al concepto de energía vital descansa en su confusión entre "vital" en tanto que adjetivo y "vital" en tanto que sustantivo.
Remito a los lectores interesados en este punto al artículo que he consagrado a este tema en el número 52 de la Revista Homeopática.

3) LAS BASES CIENTÍFICAS DEL CUERPO VIVIDO
Lo que es particularmente interesante en el concepto de cuerpo vivido, es que permite relacionar nuestro método de observación en un objeto no solamente "teórico" sino basado científicamente. Este concepto permite, especialmente para los medicamentos vegetales y animales, anclar la práctica homeopática y su estatus teórico dentro de los datos biológicos eminentemente modernos. Gracias a ello, la homeopatía se confirma de hecho, mas en consonancia con los datos científicos mas "punteros", que la aproximación objetivante, o manera "clásica". Algunos se asombran a veces de que yo parece que busque dar las bases científicas a la homeopatía. Para mi este enfoque es natural, deseable y el mas pertinente para asentar radicalmente la originalidad, la especificidad, y la irreductibilidad de la homeopatía y su objeto. La singularidad de la homeopatía, según mi parecer, no hay que buscarla mas allá de la ciencia sino en una visión novedosa de ella misma. Mi ambición es que podamos llegar a traer sobre la escena medica y científica un objeto biológico tan nuevo que lleve a reconsiderar los datos científicos actuales sobre el ser humano. Pero para esto, necesitamos herramientas. Y los conceptos son herramientas extraordinariamente poderosas. Globalidad, tejido psicofísico e integración biológica Distinguimos fácilmente los síntomas físicos y psíquicos del paciente, así como distinguimos los del enfermo y los de la enfermedad. Por tanto estas distinciones sólo se hacen por abuso de lenguaje, ya que en homeopatía, todo esta "tejido" intima y permanentemente. Este aspecto "entretejido" no se ha tenido en cuenta en su justo valor. Ahora bien, es de una importancia capital desde el punto de vista científico ya que introduce una nueva dimensión de la biología. Todos sabemos que el cuerpo no es un simple ensamblaje de órganos, una suma de funciones bien diferenciadas. El conjunto del funcionamiento orgánico descansa sobre los fenómenos de interacción, de feed-back, de integración intra e inter sistémicas. A grosso modo, el psiquismo, el sistema nervioso central y periférico (voluntario y vegetativo), endocrino e inmunitario constituyen los cuatro meta-sistemas integrados entre si, que se influencian mutuamente y funcionan de acuerdo. Pero la neurobiología moderna lo ha demostrado (1) es el conjunto del cuerpo, en sus manifestaciones más "periféricas" y locales el que interacciona permanentemente con el cerebro y participa activamente del funcionamiento emocional y racional, es por esto que este autor califica la dicotomía cuerpo/espíritu de "Error de Descartes" (2).
La globalidad de la acción homeopática es pues completamente biológica. En aras de la simplicidad, solamente apoyaré mi proposición sobre la doble integración neuroendocrina . Cada uno de nosotros sabe que los funcionamientos neurológico y endocrino están fuertemente integrados. Sólo hay que ver el papel esencial que juega, para cada uno de ellos, el hipotálamo. Situado en la base del cráneo, está conectado con las principales regiones cerebrales, especialmente las áreas sensoriales, pero se encuentra también unido, por un tallo fibroso, a la hipófisis, verdadero director de orquesta de todo el sistema glandular, que le está completamente subordinado. El hipotálamo es así una estructura indistintamente neurológica y hormonal. Sus
funciones principales conciernen a la regulación de la homeostasis del organismo y el control de los comportamientos llamados "fundamentales", los más animales, es decir los que entendemos que aseguran la supervivencia del individuo (alimentación y defensa del organismo) y de la especie (búsqueda de pareja sexual y reproducción). Pero el hipotálamo mantiene también con el neocortex lazos que "dan" a estos comportamientos fundamentales una coloración psicológica y emocional indiscutible. Nos encontramos pues, de hecho, ante una triple integración psiconeuroendocrina.
Todo esto, que esta extremadamente simplificado en relación a los conocimientos científicos disponibles, muestra que, si la homeopatía se basa en la unidad psicofísica del enfermo, si descansa en una semiología de cuerpo vivido y posee una acción indiscutible sobre él, en su individualidad y en su globalidad, es efectivamente porque el psiquismo no se puede separar del cuerpo, en todo caso no completamente, porque la esfera neurológica no se puede separar, sin artificio, de la esfera hormonal, ni del sistema inmunitario, porque los fenómenos hormonales de feed-back y de retro-control neurológico, amplificador o inhibidor, intervienen permanentemente, porque, en efecto, cada célula, cada órgano, cada función esta "integrada" a un funcionamiento global del organismo.
Me parece capital poder hacer entender a la comunidad científica y médica en su conjunto, que la toma en consideración de la unidad psicofísica del ser humano por la homeopatía "toma soporte", se sostiene, y "resulta" de la organización biológica. Esta unidad psicofísica responde perfectamente, conceptual y biológicamente, al concepto de cuerpo vivido. Ésta designa un objeto científico y biológico nuevo que debería dar a la homeopatía los medios para asentarse mas profundamente y mas íntimamente en el conocimiento científico moderno. Fuentes medicamentosas homeopáticas y genética de la evolución La homeopatía posee una particularidad singularmente sorprendente y muy rica de potencial heurístico en el pialo científico. Pensando en nuestra utilización de remedios minerales, vegetales y animales de los cuales basamos la indicación bajo la toma en consideración de una semiología basada en similitudes muy fuertes entre la semiología del paciente y las propiedades fisicoquímicas de los minerales, las propiedades botánicas de los vegetales, los rasgos de comportamiento propios a tal o cual animal singular.
¿Como explicar esto, sin "contentarnos" con pseudo explicaciones como el recurso de la energía vital? ¿Como devolver esta posibilidad, de manera creíble y admisible, a los ojos de la comunidad científica? Aquí de nuevo, el concepto de cuerpo vivido me parece crucial. En efecto, el hecho que el arsenal homeopático se ancle, con tanta singularidad y tanto parentesco, en los reinos mineral, vegetal y animal no sería nada chocante en el plano científico si no lo refiriéramos demasiado a menudo, a concepciones totalmente anacrónicas. Es importante pues poner al día los cimientos científicos del cuerpo vivido. Esto es lo que creo que puedo esbozar aquí. La homeopatía abre un horizonte científico totalmente nuevo . Esta se basa en ciertos datos científicos a los cuales da contenido y una función totalmente desconocidos hasta hoy. Desarrollaré aquí, lo que yo llamo la biológica de los medicamentos homeopáticos animales y vegetales. Sin ella, nuestra toma del caso, nuestra forma de prescribir solo podría aparecer como fantasiosa, "intuitiva", incluso insensata. En cuanto a los medicamentos homeopáticos minerales, el enfoque se debe mas a las propiedades físico-químicas de los elementos de la tabla periódica de Mendeléyev. Volveré sobre ello en un artículo independiente de este. El ser humano es fruto de millones de años de evolución biológica. Sus lazos con los minerales, las plantas y el mundo animal se basan de hecho, en su lejano origen común ya que el ser humano es el "resultado evolucionado" de viejos ancestros de los que no está todavía desvinculado, ni alejado. Recordaré aquí muy (demasiado) someramente algunos datos bien establecidos. El hombre posee el 99% de los genes y 12 cromosomas idénticos a los del chimpancé. Un poco más del 98 % de su producción proteica es idéntica a la de este primate. Por otro lado, todos nuestros constituyentes fundamentales, cada uno de los "ladrillos elementales" de nuestro organismo, es uno de los elementos de la clasificación periódica de Mendeléyev. Así pues ninguno de los constituyente elementales del ser humano le es propio. Ninguno. Los datos científicos más recientes demuestran incluso que toda la evolución, que ha dejado sus huellas y sus cimientos en el hombre, es una evolución pre-humana o no humana en un 99%. Aquí encontramos una explicación completamente científica y "materialista" al interés subrayado por Rajan Sankaran de la toma en consideración de los síntomas y sensaciones que el bautiza como "non human specific", igualmente ello mismo da toda su biológica al enfoque de individualización del origen del medicamento (la cepa original), sobre la cual trabaja Marc Brunson en Bélgica.
Los vegetales, lentamente salidos del reino mineral, han dado origen a los primeros animales acuáticos que, al salir del agua han dado origen a los ancestros de los dinosaurios, aves y mamíferos, los mamíferos mismos han tenido su origen en los reptiles. El parentesco del ser humano con el conjunto del universo, parentesco del cual la semiología homeopática es testigo sutil, está, en efecto basada en un parentesco genealógico ampliamente apoyado en el plano científico. Pero hay que comprender que este parentesco genealógico ha "dejado más que huellas" estructurales, contrariamente a lo que piensa el mundo médico actual. Lo que atestigua la homeopatía, y que explica su bio-lógica, es que este parentesco, esta proximidad genealógica se
expresa funcionalmente, a diario y plenamente, en cada uno de nosotros. Si basamos la prescripción de nuestros medicamentos en los signos y síntomas que parecen "prolongar" en el ser humano las propiedades, cualidades y relaciones presentes, según ciertas modalidades y en grados distintos, "en" los minerales, vegetales o animales, es porque nuestro organismo a "conservado", integrado y se ha humanizado a partir de, y sobre las estructuras y las funciones muy anteriores y menos elaboradas. Como ciertos genes reguladores denominados Hox, que ponen en su lugar el plan de organización de un embrión humano. Extremadamente próximos los genes juegan un papel comparable al de un animal y de un vegetal, se les encuentra por ejemplo, en el ratón, la mosca drosofila, un pequeño gusano (Caernorhabditis elegans) así como en una planta floral (Arabidopsis thaliana).
Como dijo Dominique Meyer, biólogo miembro activo de la Academia (francesa) de las ciencias, "maravilla de la unidad del mundo vivo, nosotros compartimos estos genes supervivientes de la evolución con nuestros ancestros comunes desde hace mas de un millón de años" (3). Es el momento de recordar que, en cierto modo, durante su desarrollo intrauterino, el embrión humano rehace "en aceleración" el extraordinario proceso de hominización, pasando por las fases de desarrollo en las que presenta branquias, manos y pies palmeados, viejos "recuerdos", viejas huellas, viejos "restos" de sus ancestros acuáticos. De hecho, esta noción es capital, cada uno de nuestros genes parece "heredado" de un ancestro distinto. El ser humano es pues una especie de patchwork genético. Se construye sobre elementos reptilianos, y se parece a las aves y a los peces (ya que los animales terrestres han aparecido a partir de peces salidos del agua hace millones de años). Pero ellos mismos son resultado de las algas, y éstas de moléculas inorgánicas, etc. Toda esta "genealogía" demuestra científicamente el íntimo parentesco del ser humano con el mundo mineral, vegetal y animal.
Estos datos científicos me parecen mucho mas interesantes y "extraordinarios", para dar cuenta de la posibilidad homeopática de reequilibrar un organismo humano con un medicamento mineral, vegetal o animal singular "personalizado", que el invocar una energía vital anticuada. Además, estos "validan" ampliamente el interés y la pertinencia de la relectura de la materia médica a partir de la individualización de la matriz tal como la conduce Marc Brunson, igualmente hacen mas comprensibles las aportaciones de Rajan Sankaran sobre la importancia de todo lo que el llama "non human specific" en la observación del paciente y las de Scholten sobre las relaciones entre los medicamentos homeopáticos minerales y el análisis por elementos I y por grupo químico. Todo el saber científico moderno demuestra pues, que el ser humano no es mas que uno de los elementos de la inmensa cadena de solidaridad de los mundos humano, animal y vegetal. Es porque el ser humano esta dentro de un paréntesis extraordinariamente íntimo con el conjunto de la naturaleza que la lógica de la semiología del paciente "responde" tan bien a una lógica de la matriz del medicamento. Sin este enfoque genealógico, las correspondencias entre matriz medicamentosa y cuadro patológico no pueden llevar mas que a "explicaciones" fantasiosas, prestándose a la sonrisa y suscitando la sospecha, por no decir la mofa, por parte de la comunidad medica científica.
Sin este enfoque genealógico, no se entiende, cómo no podría parecer extraño, descabellado y totalmente infundado que la toma de una dosis diluida de azufre, de anémona de los prados o de leche de gata pueda aportar un gran alivio, incluso la curación de un estado patológico severo con un estado lesional avanzado. Mientras no establezcamos que nuestra práctica, basada sobre la observación y la toma en consideración del cuerpo vivido, toma sus orígenes y sus cimientos biológicos de la genética de la evolución y los fenómenos de la integración biológica, la práctica homeopática sólo podra pasar a los ojos de la comunidad medica y científica, como "fantasiosa", o incluso como totalmente insensata. Nos remitimos a la evidencia del hecho que datos científicos muy sólidos abogan a nuestro favor, poniendo por delante lo que nosotros, médicos homeópatas, "sabemos" desde hace mucho tiempo, a saber, el formidable parentesco entre el ser humano y todo el mundo animal, vegetal y mineral. Esto nos hace salir del puro empirismo, del puro pragmatismo, a menudo suficiente en el plano de la prescripción pero muy insuficiente en el intercambio con los otros y que permite, por añadidura, adaptarse demasiado fácilmente a una visión de la homeopatía anticuada y anacrónica. Comencemos pues a rendir cuentas, por medios de los datos científicos mas especializados, del hecho que no hay nada mas lógico si todas las propiedades, todas las cualidades, relaciones y ritmos de evolución o casi, del paciente parecen ser "prolongaciones " humanizadas de propiedades de la materia mineral, del mundo vegetal y de propiedades "animales". Sepamos mostrar que, a primera vista, lo que parece una relación muy extraordinaria, es de hecho, de una gran lógica científica.
La clave, lo esencial es comprender que el muy lento proceso de evolución ha puesto en silencio, en el ser humano, ciertas funciones arcaicas y ha "perfeccionado" otras. Pero, también pueden aparecer ciertas de entre ellas propias al ser humano, no conviene nunca olvidar que esta evolución hacia lo humano es siempre efectuada a partir de funciones menos integradas y anteriormente no especificas del ser humano. Lo nuevo nunca ha borrado lo antiguo pero siempre se apoya, se "trasplanta", sobre el. Lo humano nunca ha borrado el animal, el vegetal ni el mineral ya que el mamífero no ha roto totalmente con el reptil o el pez, del mismo modo que el animal mismo, no ha roto con el vegetal, y que animal y vegetal no son, después de todo, constituidos mas que de materia mineral inorgánica. De su largo recorrido ininterrumpido de complexíficación organizacional, el organismo humano no ha "olvidado" nada. Tomemos una metáfora informática.
Me parece completamente lícito postular e imaginar que cada organismo humano pueda funcionar según las "configuraciones" o los "programas" muy distintos, heredados de nuestra evolución biológica, pero siempre extraídos de la inmensa "logiteca" sobre la que nuestra evolución se ha constituido. La genética de la evolución se vuelve pues menos asombrosa de lo que nos parecería el hecho de que los desequilibrios patológicos de los pacientes necesiten de la prescripción homeopática de minerales, de vegetales o de animales. No es mas sorprendente que la tarentula o la leche de gata correspondan a desequilibrios humanos bien localizables ya que nuestra organización de base genético-neuro-endocrino-biológica no es específicamente humana mas que marginalmente . Las propiedades atribuidas en clínica a los tres reinos de medicamentos son lógicas (incluso si necesitaran de numerosas profundizaciones, afinamientos y ciertas correcciones) y completamente "ancladas" en la genealogía de la organización biológica. La estructura y las relaciones, esto es mas bien elemental, así pues "mineral". La planta inmóvil que sufre, "impotente", las influencias exteriores, extrae de dentro de su sensibilidad las informaciones indispensables para su desarrollo y su adaptación; corresponde pues, lógicamente, tiene un vivido mas "sensible". En cuanto al animal, sus características apuntan mas hacia su "finalidad", hacia la "tarea" que tiene que cumplir para sobrevivir y perpetuar la especie.

4) EL CUERPO VIVIDO, UN NUEVO OBJETO BIOLÓGICO QUE RESULTA INELUDIBLE
El concepto de cuerpo vivido me parece esencial. Define nuestro objeto y ofrece un estatus a la homeopatía haciendo de ella la rama de la medicina moderna que lo toma en cuenta y lo cuida. Según mi modo de ver, este concepto podría convertirse en ineludible, uno de estos conceptos que modifican la percepción que uno tiene del mundo, en este caso del ser humano y de la enfermedad.
En este sentido, el concepto de cuerpo vivido también me parece potencialmente importante y novedoso como lo ha sido el del inconsciente, por ejemplo, a principios de siglo XX. Que el ser humano posee dentro de sus estructuras, elementos comunes a otras especies vegetales y animales no sorprenderá a nadie dentro del mundo científico. El aporte "revolucionario" de la homeopatía reside en la puesta al día del hecho que estos elementos estructurales son todavía completamente funcionales, que nuestra humanidad esta, de parte a parte, apoyada, recorrida y atravesada por estos funcionamientos pre-humanos. Que se expresan, no a pesar de nuestro estatus de ser humano, sino que le pertenecen completamente. Que ellos no "parasitan" nuestra humanidad sino que la apuntalan y la constituyen. Freud afirmó que el hombre había sufrido tres heridas narcisistas. Con Galileo, había perdido la ilusión de ser el centro de la creación ya que no era el sol que giraba alrededor de la tierra sino a la inversa. Con Darwin, tomó conciencia que estaba emparentado con los animales y no era un ser excepcional completamente aparte. Con el psicoanálisis, el yo se da cuenta de que no es "dueño de si mismo". La homeopatía deberá mostrarnos, mañana, que en la humanidad, se expresa a diario, de parte a parte, una dimensión vegetal y animal (y también, incluso, no he hecho mas que aflorarlo en este artículo, una dimensión mineral). Todo lo que hay de mas específicamente humano en nosotros se encuentra apoyado sobre las "huellas" y los funcionamientos mas arcaicos. Nuestra humanidad "prolonga" los dinamismos vegetales y animales. Esta "filiación" es mucho más radical que la que consideraba Darwin, ya que es una dimensión "ante-humana" actual, activa y constitutiva de nuestra humanidad.
El concepto de cuerpo vivido que he desarrollado aquí ¿será "recogido" por las otras disciplinas científicas? A mi parecer, este es un punto esencial y determinante para el futuro de la homeopatía. Conviene reflexionar, a continuación, sobre la estrategia que queremos poner en marcha. Creo, por mi parte, que sería bueno que pudiéramos inscribirnos de pleno derecho en el universo médico y científico moderno. Ante todo, porque la homeopatía lo merece. A continuación, porque esto nos permitiría participar en redibujar este universo.
Creo haber esbozado la manera por la que la homeopatía puede empezar a apoyar la lógica de su sutilidad semiológica y la del fantástico abanico de su farmacopea, bajo datos científicos sólidos y cimentados. La farmacopea e indicaciones terapéuticas pierden así mucho de su carácter "misterioso" para anclarse en un conocimiento mucho mas profundo del hombre que la concepción de la medicina llamada clásica. No porque la homeopatía esté completamente alejada del materialismo clásico, sino mas bien, porque posee una visión mucho mas sutil y profunda de este "materialismo". El funcionamiento del cuerpo humano, comprende la actividad psíquica, resultado de un fenómeno de integración y de la complejización creciente que se ha efectuado a lo largo de millones de años. El resultado es un ser humano en que los niveles emergentes de funcionamiento mas "elaborados" y los mas "civilizados" no impiden que, a veces, el individuo pueda funcionar con niveles de integración "inferiores" requiriendo la prescripción del medicamento homeopático mineral, vegetal o animal correspondiente.
Algunos dirán que si el ser humano no es mas que materia en sus constituyentes, en cambio es mucho mas que esto, de hecho completamente otra cosa. Seguro, pero una sinfonía de Mozart no es mas que la reunión y sucesión de notas, de sonidos, de longitud de ondas, de tal manera que es más que esto, en realidad completamente otra cosa. Así el ser del hombre, si trasciende bien evidentemente y ampliamente su materialidad, no se ancla menos completamente en esta materialidad. El "todo" que es mas que la suma de las partes emerge de las partes. Siempre la novedad surge de lo primitivo, de lo subyacente, de lo que la precede y la cimenta. El concepto de cuerpo vivido ofrece una inteligibilidad nueva a la homeopatía. Espero que el lector perciba todas las vías de dialogo que se abren ante nosotros si sabemos reivindicar y sacar adelante este objeto biológico nuevo. Sin embargo, insisto, para que se pueda abrir un verdadero diálogo con la antropología, la genética de la evolución, la neurobiología, la inmunología, la botánica, los especialistas en comportamiento animal, etc., todavía hace falta que nosotros seamos capaces de hacer comprender a estas disciplinas todo lo que ellas pueden ganar al emprender esto con nosotros. Y por esto, no hay otro medio que demostrarles que tenemos intereses comunes, referencias comunes, de hecho, un objeto común. Es por esto que insisto tanto en la importancia de definir nuestro objeto. No podremos intercambiar con los científicos de otras disciplinas si no poseemos uno o varios objetos compartidos con ellos. Cesemos de lamentarnos, o de complacernos de nuestra "marginalidad" y osemos reconocer que uno no puede interesar al otro y retener su atención, hacerse reconocer por él, mas que si el "objeto" del que se le habla es un "objeto" del que se podrá apoderar, por importarle en su propio dominio, que podrá cotejar y asimilar (en una primera aproximación al menos) a uno de los objetos de su disciplina personal. Papel y función que el concepto de cuerpo vivido, a mi parecer debería poder completar.
Querría terminar con una nota mas personal. Alguien a quien quiero mucho me dice de vez en cuando, durante nuestras discusiones, refiriéndose a los estudios de filosofía que he realizado después de estudiar medicina, "tu eres un filósofo". En general yo me defiendo completamente de  esto. Hoy día, después de haber escrito el libro, en el cual esta inspirado este artículo, estoy tentado de recoger, modestamente, esta afirmación a mi cuenta. En un sentido muy preciso. El del filósofo Gilles Deleuze. Para él, un filósofo es un inventor de conceptos. Su misión es la de constituir una "caja de herramientas", abierta y ofrecida a todos, en la que cada uno, colega o miembro de otra disciplina, pueda sacar para avanzar en su propio camino y llevar su propia reflexión. El cuerpo vivido, según mi parecer, es un concepto esencial. Es una herramienta de reflexión, de trabajo y de intercambio. Está, a partir de ahora, a disposición de todos, homeópatas o no. Desde este punto de vista, de este solamente, me siento un poco filósofo.

Philippe Marchat
Médico homeópata, Saint-Abit, Francia Autor de "La medicine Déchirée", editions Privat, 2001, y de "L'object de l'homeopathie": le corps vecu", editions E.P.M, 2006
Para todo comentario, contactar con el autor o pedir información: E mail: Phinnarchat@aol.com

NOTAS
(1) Especialmente con los trabajos de Antonio Damasio.
(2) Antonio Damasio, "L'erreur de Descartes", ed. Odile Jacob.
(3) Dominique Meyer, opus citado.

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