Tomado de: http://www.migueljara.com/2019/01/24/mentiras-sesgos-y-manipulaciones-del-informe-sobre-las-muertes-de-la-medicina-natural/
Por Miguel
Jara
Hace
dos días comenté el llamado Primer
informe sobre fallecidos a causa de las pseudoterapias en España de
la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas
(APETP), una organización del fundamentalismo
pseudoescéptico o cientifista.
Concluye que lo que llaman “pseudoterapias”, en referencia a lo
que son medicinas
o terapias complementarias o naturales, matan
a entre 1.210 y 1.460 personas.
Pero su informe sesgado presenta datos manipulados, inventados y
falsedades con la intención expresa de dañar la imagen del sector
de la medicina
integrativa.
No
es que lo escriba yo. Lo
que sigue a continuación es un post escrito por Angelo
Fasceque,
como él mismo explica, perteneció a la junta directiva de la APETP
“hasta hace no mucho” y que cree
que el marco general y la temática del documento son loables. No obstante, no creo que sea posible argumentar que el trabajo tenga suficiente calidad metodológicacomo para cumplir de forma adecuada con su objetivo”.
Fasce
califica de “confusa maraña argumental” el texto de la APETP y
los datos que presentan en ese trabajo “simple y llanamente falsos.
Y lo son debido a carencias metodológicas. El informe está hecho
para proveer de
eslóganes a los periodistas y políticos de turno al ofrecer un número concreto y escandaloso que genere una de las ya habituales movilizaciones políticas por histeria colectiva, pero el contenido del texto no debería, en ningún caso, ser considerado con un mínimo de seriedad científica“.
A
continuación Fasce relata los problemas del documento de la APETP
que resumo mucho pues el texto de crítica es largo (merece la pena
que lo leáis entero como yo he hecho):
1)
La APETP, y este es un “lastre que se extiende a muchas de sus
acciones y a su propio equipo directivo, tiene un serio déficit de
captación de experticia. Sorprende, por la propia temática de la
asociación, no encontrar ni
un solo médico,
enfermero, psicólogo clínico, fisioterapeuta o, en general,
profesional sanitario, entre su equipo directivo”.
Y
es cierto, el documento es firmado por Fernando
Cervera (biólogo), José
Manuel Gómez (ayudante
doctor del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la
Universidad de Alicante) y Fernando
Frías(abogado)
que “no son el equipo adecuado para llevar a cabo un estudio
epidemiológico tan complejo como el que han pretendido desarrollar”,
según el ex de APETP.
El
rapapolvos de Fasce le lleva a considerar que “ningún
profesional hubiera
estado dispuesto a firmar estos resultados, por muy llamativos que
sean, para ver cómo su prestigio y su carrera quedaban destruidos”.
2)
La revisión bibliográfica llevada a cabo no es satisfactoria y,
sobre todo,
-como explica el autor de la crítica al informe- esto es asumido por los propios autores, no dota de suficiente apoyo empírico a los resultados que se presentan en el escrito. Algunos estudios citados presentan considerables limitaciones estadísticas que los autores no reportan en el informe y otros no guardan suficiente relación con lo que buscan justificar.
Sobre lo segundo, por ejemplo, para justificar que ‘los enfermos de cáncer que usan estas pseudoterapias tienden a retrasar más la iniciación a la quimioterapia’, apelan a un estudio de Greenle et al. (2016) que ni siquiera trata ese tema en específicoy que únicamente menciona el uso de ‘complementos dietéticos’ en sentido genérico”.
Por
otro lado,
los cálculos están basados en extrapolaciones desde muestras muy dispares (…) y muy desfasadas (…) en un informe como este no se debería emplear datos recogidos hace 27 años, como es el caso de Risberg et al., (2003; la muestra que emplean es de 1992), que sirve de base para el primer cálculo de mortalidadpresentado”.
3)
Por último, hay una confusión básica:
Que en una encuesta del FECYT se diga que un 1,7% de los españoles usarían una terapia alternativa en lugar de un tratamiento avalado para el cáncer no quiere decir que un 1,7% de los pacientes españoles de cáncer rechacen el tratamientoen favor de la medicina alternativa. Esa interpretación es una de las mayores barbaridades del informe”.
A
continuación Fasce argumenta con numerosos datos, estudios y
explicaciones numerosos errores del informe y considera que
ello es debido a los enormes fallos metodológicos, a los excesos interpretativos y, sobre todo, a haber inflado injustificadamente el porcentaje de pacientes españoles tipo-muestra-de-Johnson un 1700%”.
Leed
el apartado dedicado a la quiropraxia.
Las conclusiones del crítico del pseudoescepticismo son las
siguientes:
El cálculo sobre muertes atribuibles a la quiropraxia denota todos los vicios del informe, dibujando un razonamiento auténticamente delirante. En primer lugar, el estudio empleado está desfasado. En segundo lugar, los autores del informe confunden la plausibilidad de causar un ictus por medio de ‘pseudoterapia quiropráctica’ (nótese la ridiculez del activismo lingüístico empleado en el informe), algo bien documentado con estudios de caso, con la significación estadística de dicha relación causal.
Está muy claro que la quiropraxia puede causar accidentes cerebrovasculares, pero se ha refutado que la incidencia de dicho daño directo pueda ser detectado analizando grandes bases de datos.
Al contrario, al ser un número tan pequeño de afectados debería emplearse una metodología cuantitativa mucho más detallada para poder detectar el número real de accidentes cerebrovasculares causados por manipulaciones cervicales (…) aquí la prestidigitación estadística vuelve a ser similar a la inflación del 1700% de los afectados en los cálculos anteriores, dado que los afectados por la correlación reportada por Rothwell et al. vuelve a ser engordada de forma grosera“.
Los
autores del informe que pretende proteger a la población de las
“pseudociencias”, calculan que en España habría 660 muertes
anuales por ictus atribuibles al uso de quiropraxia. Pero, como
explica Fasce:
Para hacernos una idea del enajenado volumen de esta cifra y considerando que los autores suponen que nadie, ni la policía ni las autoridades sanitarias ni los expertos en ictus, ha reparado en ella, en el 2018 hubo 227 asesinatos y 1.830 muertes por accidentes de tráfico. En el 2017 fueron 618 muertes por accidentes laborales, 759 muertes por sobredosis y 442 muertes por SIDA (…) estamos hablando de una tasa de muertes increíblemente elevada, tan elevada que es imposible aceptarla siquiera como plausible”.
En
resumen:
No, hasta donde sabemos en España no hay 1.410 muertes anuales atribuibles a las pseudoterapias. Vamos a calmarnos un poco y no le faltemos el respeto a la epidemiología (…) lo realmente alarmante de este informe es que sus autores están tan sesgados que únicamente contemplan la posibilidad de que, pese a todas las vulgaridades de cálculo en las que incurren, y a que dichas vulgaridades siempre juegan a su favor, sus resultados sólo podrían estar infraestimando el número real de muertes atribuibles a pseudoterapias.
Entiendo la motivación de la APETP: lanzar un número redondo de muertes para impulsar el plan legislativo contra estas prácticas que lleva tiempo anunciando el gobierno del PSOE. Pero la idea se les ha ido completamente de las manos y han acabado publicado un documento que suda fanatismo y politiqueo de la peor calaña.
Y
no termina ahí su crítica pues opina:
Un informe sobre muertes es algo muy serio que ha de colmar expectativas científicas con datos sólidos en lugar de cubrir expectativas políticas lanzando datos falsos pero fácilmente rentabilizables. Pese al efecto inmediato de haber generado titulares y la consecuente histeria social, tan provechosa políticamente, un informe tan falaz como este hace mucho daño a la credibilidad de discursos perfectamente racionales como la defensa de la práctica clínica basada en evidencia (…) no todo es política, impacto mediático y manipulación de la opinión pública. Defender el pensamiento crítico, bien, pero no así”.
Para
concluir, comentar que esta asociación, la APETP, es una de las que
inspiran tanto a la Organización
Médica Colegial (OMC),
que representa a todos los médicos de España, como a
los Ministerios
de Sanidad y Ciencia,
para impulsar su campaña contra lo que denominan “pseudociencias”
o “pseudoterapias”.
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