a)
Nuestro punto
de partida es un hecho
comprobable históricamente, como es el de las
estrechas relaciones entre filosofía y medicina. En
efecto, grandes filósofos han sido al mismo tiempo grandes médicos
(Alcmeón de Crotona, Avicena, Averroes, Maimónides, Jaspers...), y
muchas ideas filosóficas han influido sobre la medicina y viceversa
(lo vemos en el Corpus hipocrático, en Jung, en Freud...). Así,
conceptos como eidos,
idea, catarsis y otros
provienen del campo de la medicina;
y nociones como fisis,
metrom, armonía, téjne,
provenientes del ámbito de la filosofía
presocrática desempeñarán
un papel decisivo en la elaboración teórica de la medicina
hipocrática.
Para los griegos
la
medicina será una téjne
(acción
humana) que intente establecer una armonía o desequilibrio perdido
en el individuo, lo que producirá la enfermedad. El médico, en
cuanto que tejnites, intentará producir en el organismo humano el
ideal platónico (pero griego por extensión) de kalós
ka "agazós",
es decir, de belleza y bondad. Vemos, pues, una conexión
muy estrecha entre categoría filosóficas y categoría médicas ya
desde
los mismos orígenes griegos. Debemos
preguntarnos entonces por las causas de esta conexión.
b)
La pregunta anterior
se contesta desde la perspectiva de la relación
hombre y totalidad:
para conocer (y esto interesa de manera esencial al médico) al
hombre habrá que conocer también a la totalidad en la que éste se
inserta, porque las estructuras del ser humano equivalen a las
estructuras de la realidad toda. Se establecen una serie de
formulaciones que
reflejan la solidaridad entre el hombre y el todo:
exterioridad-interioridad, todoparte, macrocosmos-microcosmos,
círculo hermenéutico. Esto es: para conocer la parte es necesario
conocer el todo;
pero el todo sólo se conoce por y a través de la parte. Aplíquese
esto a la medicina y reflexiónese sobre su importancia para las
relaciones filosofía-medicina, sobre todo desde la perspectiva que
aquí adoptaremos.
c)
El punto anterior nos
ha llevado a postular una solidaridad
del hombre con el todo.
Esto significa que tenemos que hablar ya de la categoría de
analogía,
por la que los componentes y elementos de la totalidad exterior son
los componentes y elementos de la realidad individual que es el
hombre. Estamos ante las nociones
de símbolo y
simbolismo:
la analogía produce una visión simbólica del mundo, según la cual
todos los elementos de lo real (incluido el hombre) se reflejan en
todos los demás. Por tanto, todo nos remite a algo diferente, todo
es reflejo de algo distinto. Lo simbolizado está contenido en el
símbolo (energéticamente, cualitativamente). Naturalmente, esto
tendrá una repercusión trascendental para una visión vitalista de
la medicina.
Junto
a la categoría de analogía otra noción aparece en la Grecia
arcaica (y en Oriente). Me refiero a polaridad
u oposición de contrarios.
Polaridad y analogía serán dos instancias fundamentales y
privilegiadas para apreciar la íntima conexión entre medicina y
filosofía.
d)
De
alguna forma el hombre es un símbolo privilegiado (como decía
Plotino, "es una ser de arriba abajo"), pues en cuento que
microcosmos el ser humano refleja la totalidad, él mismo es
(simbólicamente) la totalidad, ya que abarca todos los órdenes de
la realidad. El
material, el psíquico y el espiritual.
El cuanto que totalidad concreta es una contracción de la totalidad
universal, lo cual es un dato más que explicar la influencia mutua
entre medicina y filosofía.
e)
Todo
esto que estamos tratando nos proporciona una visión
cualitativa de la realidad.
Según esta visión no existen soluciones de continuidad en el
conjunto de lo real: hay una continuidad vital propiciada por las
analogías ente los diferentes estadios del ser. En el caso especial
del hombre asistimos a una proyección sentimental o simpática (la
einfülung
del
romanticismo alemán) de su interioridad sobre la exterioridad,
dándose así una interrelación simbólica entre ambos ámbitos.
Adquieren entonces una gran relevancia conceptos tales como Alma del
Mundo, Energía, vitalismo, etc., pues en efecto son estas figuras
las que garantizan la continuidad vital entre todos los componentes
de la existencia. En el caso de la Grecia arcaica, la Fisis
desempeña
es función universal y particular a la vez, propiciando la sutura
entre hombre y mundo y por ende entre medicina y pensamiento
especulativo.
f)
De
esta concepción del mundo (la cual propicia una íntima unión entre
medicina y filosofía) deducimos cuáles pueden ser las principales
categorías que la definen:
organicismo,
teleologismo. El
conjunto de la existencia tiene una finalidad, una dirección),
vitalismo (la vida, el espíritu, la conciencia todo ello forma el
elemento común que penetra los diversos órdenes de lo real y los
religa entre sí orgánicamente), en definitiva visión cualitativa
de la realidad. Alma del Mundo, vis formativa, entelequia, Fisis...
son algunas de las concreciones de aquellas categorías. Se podría
argumentar con muchos ejemplos sobre estas cuestiones, pero lo
dejaremos para la parte histórica. Ahora recordaremos tan sólo que
en
la edad media a los médicos se les llamaba físicos,
pues la energía vital que lo anima todo una especial manifestación
en el hombre; del mismo modo, para
la alquimia los mineros son los médicos de la naturaleza,
ya que intervienen en su interior. Con esto queremos hacer ver la
interdependencia de categorías que se deriva de una concepción como
la que estamos comentando y su repercusión en la medicina.
g)
Una
de las consecuencias que podemos sacar de lo dicho hasta ahora es que
la
medicina implica una antropología:
el médico que quiera profundizar en la esencia de la enfermedad y de
la curación tendrá que escrutar la propia esencia del hombre; y
según lo que hemos venido diciendo, esta esencia del hombre estará
en afinidad con el ser de la totalidad. Luego la
antropología médica conectará con esa totalidad.
h)
Dentro de toda esta concepción analógica y simbólica, la medicina
puede ser considerada como una "ontología regional",
es decir, como un
ámbito especial donde se da el ser, una esfera donde se refleja el
ser en su totalidad pero de una manera defectuosa, desequilibrada:
de ahí la acción del médico que, con su arte, con su téjne,
corrige o endereza la deficiencia. Del mismo modo la
medicina es una hermenéutica (interpretación),
porque el médico debe poner en relación lo universal de una ley con
lo particular del caso concreto que esté tratando.
Hemos
expuesto más o menos sistemáticamente algunos de los presupuestos
que explican el porqué de la relación histórica entre filosofía y
medicina. Allí donde estas categorías brevemente expuestas tengan
efecto, encontraremos esa vecindad entre las dos materias. No es de
extrañar entonces que la filosofía esté presente en gran cantidad
de teorías médicas, y que la filosofía haya servido de marco
conceptual para la construcción misma de la teoría médica como tal
(que es lo que sucedió en la Grecia arcaica con el pensamiento
presocrático con respecto al Corpus hipocrático); como tampoco es
de extrañar que muchos términos técnicos de la filosofía hayan sido
acuñados por la medicina. De Hecho, como hay dijimos, médicos y
filósofos coinciden frecuentemente, desde los orígenes mismo (Ej.:
Alcmeón de Crotona).
Nociones
como las de vitalismo y organicismo, continuidad vital, analogía y
simbolismo, o visiones cualitativas de la naturaleza, son las que
sirven de cemento de unión entre medicina y filosofía y
explican las interrogantes con la que iniciábamos la clase: la
interrelación originaria entre ambas disciplinas.
En
los próximos temas vamos a ir viendo cómo se han concretado
históricamente estos presupuestos y categorías que han generado esa
determinada visión del mundo en la que, de una manera privilegiada,
asistimos a una solidaridad entre ambos saberes. Nos ceñiremos a
algunos momentos del pensamiento en los que creemos que se da todo
esto de una manera paradigmática: la Grecia arcaica (presocráticos
y Corpus Hipocrático), Proverbios, la Edad Media, Renacimiento y
alquimia, el Romanticismo y la Naturphilosophie. Intentaremos hacer
algunas calas en estas instancias históricas de tal manera que nos
muestren los presupuestos que sustentan la reflexión
medicina-filosofía.
Para
terminar, y a modo de resumen de todo lo dicho, citaremos a Platón:
"De acuerdo con
Hipócrates, es imposible conocer la naturaleza del cuerpo sin
conocer la naturaleza del todo" (Fedro
270 c).
NICOLÁS
DE CUSA.
1)
Nicolás de Cusa es un
filósofo que
sirve de puente entre
la Edad Media y la Moderna.
Su metafísica ilustra muy bien algunos supuestos del pensamiento
renacentista.
2)
Toda su filosofía va dirigida a establecer concordias y puntos de
contacto entre los diversos ámbitos de lo real, de manera que el
mundo, el hombre, lo sensible, nuestro conocimiento, etc., no se
encuentra desligado de Dios, lo inteligible, lo trascendental.
3)
Sus principales categorías están en función de todo ello:
el Universo (el hombre, lo finito) es explicativo y apparitio de
Dios. Dios es la complicatio del mundo. Coincidentia
qppositorum: en Dios,
en lo Infinito, todos los opuestos y todas las contradicciones se
unen y resuelven. Contracctio:
alma es el mundo (la totalidad) contraído; el propio mundo es Dios
contraído. Así, pues, todo está en todo y todo se refleja en todo.
Docta ignorantia:
Dios, que es el Infinito no podemos tener otra cosa: que un. Saber
negativo, no podemos decir de El lo que es sino lo que no es. En
estrecha relaci6n con la docta ignorancia está la coniecture (la
conjetura), que es nuestra forma de conocer el universo: como éste
revela y manifiesta a Dios, de alguna manera es como Dios; luego
tampoco del universo habrá un conocimiento último y total sino
conjeturas e hipótesis. Pero la conjetura es algo positivo, porque
significa que nuestro conocimiento es tá potencialmente abierto a
una infinidad de conocimientos. Es nuestra manera de participar del
conocimiento infinito.
4)
La
intención
de
Nicolás de Cusa es reconciliar
el infinito con lo finito,
no al modo neoplatónico (mediante emanaciones degenerativas, de mas
o menos) sino haciendo de lo finito una presencia emergente de lo
infinito.
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La Enciclopedia, Ed. Fundamentos, Madrid, 1976.
Paracelso,
Obras completas, Ed.Schapire, Buenos Aires, 1965 (esta misma edición
ha sido reeditada por la editorial Renacimiento-CSIC. Más
recientemente la Editorial Siruela ha publicado una amplia selección
de obras de Paracelso).
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Swedenborg, El habitante de dos mundos. Obra científica, religiosa y
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Editorial Trotta, Madrid, 2000.
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Torre, Averroes y la ciencia médica: la doctrina anatomo-funcional
del Colliget. Madrid, Ed. Del centro, 1974.
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