jueves, 28 de febrero de 2019

Filosofía-medicina (extracto de una clase)

a) Nuestro punto de partida es un hecho comprobable históricamente, como es el de las estrechas relaciones entre filosofía y medicina. En efecto, grandes filósofos han sido al mismo tiempo grandes médicos (Alcmeón de Crotona, Avicena, Averroes, Maimónides, Jaspers...), y muchas ideas filosóficas han influido sobre la medicina y viceversa (lo vemos en el Corpus hipocrático, en Jung, en Freud...). Así, conceptos como eidos, idea, catarsis y otros provienen del campo de la medicina; y nociones como fisis, metrom, armonía, téjne, provenientes del ámbito de la filosofía presocrática desempeñarán un papel decisivo en la elaboración teórica de la medicina
hipocrática. Para los griegos la medicina será una téjne (acción humana) que intente establecer una armonía o desequilibrio perdido en el individuo, lo que producirá la enfermedad. El médico, en cuanto que tejnites, intentará producir en el organismo humano el ideal platónico (pero griego por extensión) de kalós ka "agazós", es decir, de belleza y bondad. Vemos, pues, una conexión muy estrecha entre categoría filosóficas y categoría médicas ya desde los mismos orígenes griegos. Debemos preguntarnos entonces por las causas de esta conexión.

b) La pregunta anterior se contesta desde la perspectiva de la relación hombre y totalidad: para conocer (y esto interesa de manera esencial al médico) al hombre habrá que conocer también a la totalidad en la que éste se inserta, porque las estructuras del ser humano equivalen a las estructuras de la realidad toda. Se establecen una serie de formulaciones que reflejan la solidaridad entre el hombre y el todo: exterioridad-interioridad, todoparte, macrocosmos-microcosmos, círculo hermenéutico. Esto es: para conocer la parte es necesario conocer el todo; pero el todo sólo se conoce por y a través de la parte. Aplíquese esto a la medicina y reflexiónese sobre su importancia para las relaciones filosofía-medicina, sobre todo desde la perspectiva que aquí adoptaremos.

c) El punto anterior nos ha llevado a postular una solidaridad del hombre con el todo. Esto significa que tenemos que hablar ya de la categoría de analogía, por la que los componentes y elementos de la totalidad exterior son los componentes y elementos de la realidad individual que es el hombre. Estamos ante las nociones de símbolo y simbolismo: la analogía produce una visión simbólica del mundo, según la cual todos los elementos de lo real (incluido el hombre) se reflejan en todos los demás. Por tanto, todo nos remite a algo diferente, todo es reflejo de algo distinto. Lo simbolizado está contenido en el símbolo (energéticamente, cualitativamente). Naturalmente, esto tendrá una repercusión trascendental para una visión vitalista de la medicina.
Junto a la categoría de analogía otra noción aparece en la Grecia arcaica (y en Oriente). Me refiero a polaridad u oposición de contrarios. Polaridad y analogía serán dos instancias fundamentales y privilegiadas para apreciar la íntima conexión entre medicina y filosofía.

d) De alguna forma el hombre es un símbolo privilegiado (como decía Plotino, "es una ser de arriba abajo"), pues en cuento que microcosmos el ser humano refleja la totalidad, él mismo es (simbólicamente) la totalidad, ya que abarca todos los órdenes de la realidad. El material, el psíquico y el espiritual. El cuanto que totalidad concreta es una contracción de la totalidad universal, lo cual es un dato más que explicar la influencia mutua entre medicina y filosofía.

e) Todo esto que estamos tratando nos proporciona una visión cualitativa de la realidad. Según esta visión no existen soluciones de continuidad en el conjunto de lo real: hay una continuidad vital propiciada por las analogías ente los diferentes estadios del ser. En el caso especial del hombre asistimos a una proyección sentimental o simpática (la einfülung del romanticismo alemán) de su interioridad sobre la exterioridad, dándose así una interrelación simbólica entre ambos ámbitos. Adquieren entonces una gran relevancia conceptos tales como Alma del Mundo, Energía, vitalismo, etc., pues en efecto son estas figuras las que garantizan la continuidad vital entre todos los componentes de la existencia. En el caso de la Grecia arcaica, la Fisis desempeña es función universal y particular a la vez, propiciando la sutura entre hombre y mundo y por ende entre medicina y pensamiento especulativo.

f) De esta concepción del mundo (la cual propicia una íntima unión entre medicina y filosofía) deducimos cuáles pueden ser las principales categorías que la definen: organicismo, teleologismo. El conjunto de la existencia tiene una finalidad, una dirección), vitalismo (la vida, el espíritu, la conciencia todo ello forma el elemento común que penetra los diversos órdenes de lo real y los religa entre sí orgánicamente), en definitiva visión cualitativa de la realidad. Alma del Mundo, vis formativa, entelequia, Fisis... son algunas de las concreciones de aquellas categorías. Se podría argumentar con muchos ejemplos sobre estas cuestiones, pero lo dejaremos para la parte histórica. Ahora recordaremos tan sólo que en la edad media a los médicos se les llamaba físicos, pues la energía vital que lo anima todo una especial manifestación en el hombre; del mismo modo, para la alquimia los mineros son los médicos de la naturaleza, ya que intervienen en su interior. Con esto queremos hacer ver la interdependencia de categorías que se deriva de una concepción como la que estamos comentando y su repercusión en la medicina.

g) Una de las consecuencias que podemos sacar de lo dicho hasta ahora es que la medicina implica una antropología: el médico que quiera profundizar en la esencia de la enfermedad y de la curación tendrá que escrutar la propia esencia del hombre; y según lo que hemos venido diciendo, esta esencia del hombre estará en afinidad con el ser de la totalidad. Luego la antropología médica conectará con esa totalidad.

h) Dentro de toda esta concepción analógica y simbólica, la medicina puede ser considerada como una "ontología regional", es decir, como un ámbito especial donde se da el ser, una esfera donde se refleja el ser en su totalidad pero de una manera defectuosa, desequilibrada: de ahí la acción del médico que, con su arte, con su téjne, corrige o endereza la deficiencia. Del mismo modo la medicina es una hermenéutica (interpretación), porque el médico debe poner en relación lo universal de una ley con lo particular del caso concreto que esté tratando.
Hemos expuesto más o menos sistemáticamente algunos de los presupuestos que explican el porqué de la relación histórica entre filosofía y medicina. Allí donde estas categorías brevemente expuestas tengan efecto, encontraremos esa vecindad entre las dos materias. No es de extrañar entonces que la filosofía esté presente en gran cantidad de teorías médicas, y que la filosofía haya servido de marco conceptual para la construcción misma de la teoría médica como tal (que es lo que sucedió en la Grecia arcaica con el pensamiento presocrático con respecto al Corpus hipocrático); como tampoco es de extrañar que muchos términos técnicos de la filosofía hayan sido acuñados por la medicina. De Hecho, como hay dijimos, médicos y filósofos coinciden frecuentemente, desde los orígenes mismo (Ej.: Alcmeón de Crotona).
Nociones como las de vitalismo y organicismo, continuidad vital, analogía y simbolismo, o visiones cualitativas de la naturaleza, son las que sirven de cemento de unión entre medicina y filosofía y explican las interrogantes con la que iniciábamos la clase: la interrelación originaria entre ambas disciplinas.
En los próximos temas vamos a ir viendo cómo se han concretado históricamente estos presupuestos y categorías que han generado esa determinada visión del mundo en la que, de una manera privilegiada, asistimos a una solidaridad entre ambos saberes. Nos ceñiremos a algunos momentos del pensamiento en los que creemos que se da todo esto de una manera paradigmática: la Grecia arcaica (presocráticos y Corpus Hipocrático), Proverbios, la Edad Media, Renacimiento y alquimia, el Romanticismo y la Naturphilosophie. Intentaremos hacer algunas calas en estas instancias históricas de tal manera que nos muestren los presupuestos que sustentan la reflexión
medicina-filosofía.
Para terminar, y a modo de resumen de todo lo dicho, citaremos a Platón: "De acuerdo con Hipócrates, es imposible conocer la naturaleza del cuerpo sin conocer la naturaleza del todo" (Fedro 270 c).


NICOLÁS DE CUSA.
1) Nicolás de Cusa es un filósofo que sirve de puente entre la Edad Media y la Moderna. Su metafísica ilustra muy bien algunos supuestos del pensamiento renacentista.
2) Toda su filosofía va dirigida a establecer concordias y puntos de contacto entre los diversos ámbitos de lo real, de manera que el mundo, el hombre, lo sensible, nuestro conocimiento, etc., no se encuentra desligado de Dios, lo inteligible, lo trascendental.
3) Sus principales categorías están en función de todo ello: el Universo (el hombre, lo finito) es explicativo y apparitio de Dios. Dios es la complicatio del mundo. Coincidentia qppositorum: en Dios, en lo Infinito, todos los opuestos y todas las contradicciones se unen y resuelven. Contracctio: alma es el mundo (la totalidad) contraído; el propio mundo es Dios contraído. Así, pues, todo está en todo y todo se refleja en todo. Docta ignorantia: Dios, que es el Infinito no podemos tener otra cosa: que un. Saber negativo, no podemos decir de El lo que es sino lo que no es. En estrecha relaci6n con la docta ignorancia está la coniecture (la conjetura), que es nuestra forma de conocer el universo: como éste revela y manifiesta a Dios, de alguna manera es como Dios; luego tampoco del universo habrá un conocimiento último y total sino conjeturas e hipótesis. Pero la conjetura es algo positivo, porque significa que nuestro conocimiento es tá potencialmente abierto a una infinidad de conocimientos. Es nuestra manera de participar del conocimiento infinito.
4) La intención de Nicolás de Cusa es reconciliar el infinito con lo finito, no al modo neoplatónico (mediante emanaciones degenerativas, de mas o menos) sino haciendo de lo finito una presencia emergente de lo infinito.

BIBLIOGRAFÍA.
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E. Swedenborg, El habitante de dos mundos. Obra científica, religiosa y visionaria.Edición de Christen A. Blom-Dahl y J.A. Antón Pacheco. Editorial Trotta, Madrid, 2000.


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