lunes, 30 de mayo de 2011

CASO CLINICO: Técnica de aplicación de las potencias LM en un caso de pielonefritis y cistitis crónica.

Inmaculada González-Carbajal García
Presidenta de la FEMH y de la Academia de Homeopatía de Asturias
Autora del libro Bases teóricas y aplicación práctica de las potencias LM
Ponencia presentada en el III Congreso Nacional de Homeopatía de Valladolid (2008)

Resumen: Paciente que fue tratada con potencias CH hace veinte años. Vuelve a consulta por un cuadro de pielonefritis y cistitis de repetición y recibe tratamiento con potencias LM, experimentando un proceso de mejoría progresivo en el que aparecen síntomas de retorno. Es un caso que ejemplifica la adecuación de las potencias a la respuesta del paciente en las distintas fases del proceso de curación. Esta historia se puede enmarcar dentro de la 3ª Observación Pronóstica en el transcurso del tratamiento: Retorno de síntomas antiguos.



HISTORIA : Rosa S.F

Se trata de una paciente que fue tratada con homeopatía en el año 85 por dispepsia y cistitis de repetición en el último año. Antes de la primera cistitis había tenido una sinusitis tratada con antibióticos y corticoides. De aquella primera historia sólo señalar que la madre de esta paciente había fallecido 6 años antes y toda la situación, tanto de la enfermedad como la consecuente con su muerte, había recaído sobre ella, siendo entonces cuando empezó a tener catarros nasales de repetición. Rosa es enfermera, trabaja en el hospital y tiene dos hijos. En el postparto del segundo se sintió sola en todos los sentidos, de esto hace dos años. Siente cierto rencor hacia su marido y cuando discuten ella se lo recuerda. Es una persona con mucho temperamento y dice las cosas tal cual las siente. Le gusta estar ocupada y siempre anda haciendo cosas nuevas, muy inquieta, tanto en lo personal como en lo laboral. No le gusta que la vean llorar porque lo considera una debilidad. Es vehemente defendiendo sus puntos de vista y le molesta que le lleven la contraria. Le gustan las cosas bien hechas y tiene fama de meticulosa y ordenada en el trabajo. Como bien, tiene aversión a las grasas que le producen pesadez y malas digestiones. Le gusta el dulce y a veces lo apetece. Tiene somnolencia después de comer. Duerme bien y es friolera. Se siente mal al despertar y necesita el café de la mañana para despejar. Le sienta mal el tiempo cálido y húmedo. A veces se le inflaman los ganglios cervicales, sobre todo antes de un proceso catarral.



En aquellos momentos no utilizaba la LM y sólo trabajaba con CH. La paciente tomó Lycopodium 30, 200 y 1000 CH y fue evolucionando favorablemente en el aspecto de su ánimo y su irritabilidad. El tratamiento se interrumpió durante el año 86 que estuve estudiando afuera. En 1987 regresó a la consulta y me dice que permanece estable en la mejoría pero que se siente apática, no tiene ningún deseo sexual, siente indiferencia hacia su marido y dice de sí misma que es el “prototipo de mujer frígida”. Las cistitis habían desaparecido en todo este tiempo. Tuvo una infección vaginal que trató con Kanestén. Empezó a tener dolores de cabeza antes de las reglas Seguía la apetencia de dulces y la intolerancia a la contradicción y en ese momento le indico Sepia 1000 CH. Después de tomarla la paciente experimentó una mejoría en su estado de ánimo, una atenuación de su irritabilidad y dijo sentirse mejor de su apatía. En ese momento empiezo a indicarle la Sepia en potencias LM empezando por lo 6, 9 y 12 LM. Era de las primeras pacientes a quienes indicaba este tipo de escala y el desconocimiento y la falta de experiencia alimentaban el temor a empezar por potencias más altas. Después le mandaba la 12 y la 15, siempre en tomas alternas y con descansos de 10 ó 15 días por temor a que hubiera agravaciones. Así llegó hasta la 33 LM en un año mientras decía encontrarse mejor progresivamente de todo. Persistía un mal aliento a la mañana y sensación de moco retronasal. Recibió el alta cuando llegamos a un estado de bienestar satisfactorio después de tomar la 42 LM y haber pasado unos meses sin tomar nada y sin ninguno de los síntomas iniciales. Se sentía más equilibrada en su ánimo y carácter. No volvió a tener ningún problema de cistitis. No tenía apatía ni malhumor, ni tampoco la astenia física de los últimos tiempos. Recibe el alta en el año 90.



En el año 2002 vuelve a consulta porque ha tenido varias pielonefritis. En el 97 tuvo la primera y estaba entonces haciendo un tratamiento con homotoxicología con otra médica. Empieza diciendo que se levanta varias veces a orinar en la noche como síntoma inicial, después sigue con fiebre muy elevada, hasta 40º. El urinocultivo siempre es positivo el E. Coli. Le dijeron que tiene esta bacteria acantonada en algún cáliz. Ha tomado antibióticos de forma continua durante 6 meses. Le afecta mucho el frío y lo nota sobre todo en la espalda. Aguanta mejor el calor. También le afecta mojarse. En el 2001 dice que tuvo una infección vaginal (ya la había tenido cuando se trató anteriormente) que trató con Flagyl y posteriormente tuvo una pielonefritis. Cuando vino a consulta estaba tomando un complejo homeopático que le había dado la otra médica.



El cuadro agudo con fiebre alta cursa también con síntomas catarrales, con moco retronasal y dolor de cabeza muy intenso. No tiene molestias al orinar ni dolor en fosa renal.



De apetito está bien, come mucha fécula y fibra. Le apetece algo de chocolate después de comer, también apetece galletas a la tarde. De vientre anda bien. No tiene sed y no se fuerza a beber. Le cuesta mucho sudar y en general no suda. Empezó con desarreglos de la menstruación hace 3 años, a los 43, y está tomando Isoflavonas. Las reglas se mantuvieron abundantes hasta el final y ella se sentía más irritable antes. Padece dolores de cabeza tipo jaquecas con aura de destellos de luz que le aparecen sobre todo después de algún esfuerzo. Duerme bien y el sueño es tranquilo. No ha tenido ninguna vacunación en estos años. Ha tenido varias sinusitis que empiezan con sensación de cuerpo extraño en la garganta y luego evoluciona a una sinusitis con moco retronasal amarillo. Le afectan mucho los cambios de tiempo y siempre nota algo con ellos. En lo sexual sigue notando una disminución del deseo que le dificulta la relación con su marido.



En el aspecto personal me cuenta que está trabajando en el servicio de psiquiatría. En general está bien pero tirando por la vida con mucho esfuerzo. A veces se siente cansada, no se siente satisfecha con su marido. Se descubre internamente con una especie de frialdad, como poniendo distancia por dentro, dice que le cuesta conectarse con la ternura. No está apática sino cansada. Miedo a perder el control, es una mezcla de miedo e inseguridad. Miedo a que se vaya de las manos algo en lo que siempre creyó que es la familia. Le afecta ver el sufrimiento de los demás y le asusta ver sufrir a la gente. Dice que siempre ejerció de niña buena y la rebeldía la proyectó hacia sí misma. A veces llora. Me siento perdida, no tengo angustia pero me siento sola y no me gusta estar sola. La rabia no la contengo, la expulso tal como viene, puedo ser irritable si me engancho emocionalmente con algo que considero un principio o si me llevan la contraria.



Repertorizo los siguientes síntomas: agravación por frío y enfriarse, al mojarse, abandono, irritabilidad antes de la menstruación, no tolera la contradicción, falta de confianza en sí mismo, descontento, frialdad en la espalda, deseo de dulces, ausencia de sed, micción frecuente a la noche, secreción en coanas posteriores, catarro postnatal, inflamación de riñones y deseo sexual disminuido.



Le cubre todos los síntomas Sepia y Phosphorus y detrás Natrum Muriaticum, Lycopodium, Sulphur, Lachesis y Pulsatilla.



Le hago varias repertorizaciones valorando los síntomas por agrupaciones miasmáticas y se perfila la Sepia como medicamento predominante. Puesto que es un medicamento que ella ya ha tomado anteriormente la indico en potencias 15, 18, 24 y 30 LM de forma alterna, diez tomas de cada potencia sin descansos intermedios. A los dos meses me llama porque tiene una agudización y le repertorizo: calor febril intenso, transpiración después de fiebre, escalofríos agitantes, escalofríos agitantes con calor febril, frialdad de pie durante la fiebre, frialdad de manos durante la fiebre, dolor de cabeza con calor febril, boca seca sin sed, dolor de riñones y acostado sobre el lado doloroso mejora. Es la repertorización de un cuadro agudo y lo cubre todo Pulsatilla, detrás aparecen Árnica, Belladona, Bryonia y Nux Vómica. Le indico Pulsatilla a la 6 LM en dos tomas diarias y si hay fiebre repitiendo las tomas con mayor frecuencia. La paciente me llama por teléfono a los dos días y me dice que la fiebre ha desaparecido, el dolor ha empezado a remitir. Le dieron antibiótico que no tomó y sólo está tomando un antiinflamatorio para el dolor. El cultivo ha dado positivo. Dice que el cuadro se le desencadenó por agotamiento después de una mudanza y una serie de disgustos familiares, como siempre empezó con polaquiuria. Tomó Berberis por su cuenta pero no le frenó el cuadro. Tiene mal aliento a las mañanas (síntoma que ya había tenido cuando se trató en la primera ocasión). El resto de los síntomas estaban más o menos como al principio. En ese momento hago otra repertorización aquilatando más los síntomas: abandono, falta de confianza, ansiedad por su salud, deseo de dulces y de chocolate, ausencia de sed, inflamación de riñones, micción frecuente y frialdad de espalda incluyendo escalofrío. El medicamento que cubre toda la sintomatología es Pulsatilla y detrás Sepia, Kali Carbonicum, Phosphorus y Argentum Nitricum.



Es importante señalar que el carácter de esta paciente no encajaba para nada en el perfil o la imagen estereotipada que podemos tener de Pulsatilla. Rosa es una mujer con mucho carácter, peleona, reivindicativa, con una forma de expresión fuerte, poco dada al llanto y la queja.



Ante los resultados de la repertorización y la respuesta en el cuadro agudo le indico Pulsatilla 12, 15, 18, 24 y 30 LM en dosis diaria. Empiezo por una potencia más baja de lo que suelo hacer habitualmente porque estamos ante un caso en el que hay un componente lesional importante. En la primera revisión me cuenta que había notado urgencia para orinar y entonces se hizo un cultivo que salió positivo pero no tomó antibióticos. Dice que se siente mejor, con más energía, se cansa menos. Nota alguna molestia en la vagina, prurito sin flujo que no relaciona con nada. De ánimo está fluctuante aunque se siente bastante equilibrada. Se siente como más segura de su vitalidad que últimamente le preocupaba mucho porque se sentía enferma y vulnerable. Sigue el mal aliento a las mañanas. Ahora hace un año que no tiene regla y los sofocos le han mejorado al tomar isoflavonas. Le indico las siguientes potencias hasta la 42 LM de forma diaria. En la siguiente revisión cuenta que tiene sensación de cuerpo extraño en la garganta, una sensación antigua que ya había tenido en otras ocasiones cuando terminaba teniendo una sinusitis. Nota que tiene más flemas. A veces siente urgencia para orinar que lo relaciona con el frío. En la revisión ginecológica le han dicho que tiene una infección vaginal y le han dado antibióticos de aplicación tópica. De vitalidad está bien, duerme bien y de ánimo bien. Le indico hasta la 51 LM en dosis diaria. En la revisión cuenta que si hace esfuerzos le duele la cabeza, sigue la urgencia para orinar aunque no es tan frecuente. Ha empezado con una leucorrea amarillo-verdosa, de escasa cantidad pero diaria. El último urinocultivo que hizo cuando tenía la urgencia para orinar fue negativo. De vitalidad sigue mejor, se cansa menos. De ánimo está bien. No tiene la sensación de cuerpo extraño en la garganta. Despierta a orinar una vez en la noche. Continúa tomando Pulsatilla hasta la 66 LM y en la misma dosis.



En la siguiente revisión cuenta que nota como una pequeña reacción al empezar la dilución. En la última tuvo una inflamación de los ganglios cervicales y también ha notado alguna jaqueca. Observa que si está estresada tiene más urgencia para orinar pero el urinocultivo es negativo. Desapareció la leucorrea pero ahora tiene prurito. De vitalidad está bien y de ánimo bien.



Al presentar la paciente una cierta reacción a la toma del medicamento es conveniente disminuir la cantidad que está tomando y observar la respuesta. Le indico entonces las potencias 69, 72 y 75 LM en dosis diaria pero diluyendo una gota en 10 cucharadas de agua y tomando de ahí sólo una cucharilla.



En estas últimas revisiones voy objetivando un retorno de síntomas en las jaquecas, la inflamación de ganglios cervicales que había tenido durante la primera fase de tratamiento, la leucorrea y los trastornos vaginales.



En la siguiente revisión me dice que tuvo una gripe para la que tomó por su cuenta la Pulsatilla 6 LM y evolucionó bien. Se hizo un cultivo del exudado vaginal y dice que sigue con el “bicho” pero tiene menos picor con las últimas potencias. Sigue teniendo miedo a tener una pielonefritis a pesar de que pasó un año desde la última. No siente urgencia para orinar. No hay sensación de cuerpo extraño en la garganta. De vitalidad está bien. No tiene tampoco dolores de cabeza al tomar el medicamento más diluido. De ánimo está estable, más sosegada por dentro, con menos irritabilidad. Tiene mal aliento a las mañanas y le han salido orzuelos que hace años que no tenía. Le indico las potencias 78, 81 y 84 de la misma forma.



Dice que cuando cambia la dilución nota que le mejora el exudado vaginal pero al final de cada toma aparece de nuevo y se vuelve más purulento. No tiene molestias. Ningún síntoma de la orina. No tiene tanta urgencia. De vitalidad bien, de ánimo bien y todo lo demás bien. Le indico las siguientes potencias en tomas alternas y en la revisión siguiente dice que no se le ha quitado el exudado vaginal pero está mejor, ya no es tan purulento al final de cada potencia. De vez en cuando algún dolor de cabeza por esfuerzo. Ningún otro síntoma. Seguimos con la 99, 102 y 105 en días alternos. En la siguiente revisión me dice que ha tenido un cuadro de afonía, sin tos ni secreción pero con alguna flema retronasal que hacía dos años que no le pasaba. En general está muy bien. Ya no se levanta por la noche a orinar. Duerme bien, de vitalidad está bien, incluso nota que le está desapareciendo un dolor de espalda que solía tener a las mañanas. Está todo bien y le mando que haga algunos días de descanso en los cambios de potencia. Cuando vuelve a la revisión dice que nota más dolor de cabeza cuando está tomando la potencia que en el descanso. Me había llamado por teléfono para contármelo y le había dicho que dejara la medicación hasta la consulta. Habían pasado unos quince días y le mejoró el dolor de cabeza pero notaba que la micción era más frecuente y le empezaba algo de flujo vaginal. Entonces le digo que eche una gota en 10 cucharadas de agua, de ahí que extraiga una gota a otra cucharada de agua y que tome esta mezcla, que lo tome cada tres días y que me llame. Después de hacer unas tomas así, me cuenta que se levanta a orinar todas las noches, algo que ya no le ocurría, pero ya no tiene el flujo vaginal, está bien de vitalidad y de ánimo, el urinocultivo es negativo y apareció la sensación de cuerpo extraño en garganta. Le indico sólo las potencias 111 y 114 en doble dilución, cada 3 días, sólo 5 tomas y con descansos de 15 días. Me dice que disminuyó el dolor de cabeza, no tiene molestias al orinar, menos flujo vaginal, no sensación de cuerpo extraño, sigue el mal aliento y todo lo demás está bien. En este momento le paso a dosis única cada 20 días y cuando la veo después de tomar la 129 LM me dice que está todo bien, ningún síntoma de la orina, no tiene flujo, de la espalda está bien como nunca en los últimos años, de ánimo y vitalidad bien, duerme bien y sólo tiene algo de picor vaginal. Le indico hasta la 138 en dosis única. Sigue todo normal y después de tomar la 147 LM hace una agravación: aparece el exudado, prurito en vagina, tuvo una migraña, le salieron orzuelos, una erupción en la flexión de un brazo que recuerda haber tenido cuando era adolescente, ha tenido algún dolor de cabeza, mal aliento y moco retronasal. En ese momento le retiro la medicación y le hago tres revisiones más sin tomar nada en las que la paciente me cuenta que va mejorando de todo y van desapareciendo todos los síntomas. Le doy el alta este año en septiembre y en la última revisión dice que está muy bien. Ningún dolor de cabeza. No tiene mal aliento. Se le fueron los picores y el flujo vaginal. De la orina está bien. Se siente bien de ánimo, con humor y ganas de hacer cosas, más motivada para todo lo que hace, más cercana con la gente en general y con su marido en particular. Duerme bien. Dice al final ella misma que por primera vez en mucho tiempo “se siente sana”.



Esta historia tiene el interés de comprobar la aplicación del medicamento en los primeros tiempos en los que no conocía su técnica de aplicación y en los que el temor a las agravaciones con la LM me llevaban a indicarlo con una lentitud extrema. La primera vez que recibe el alta, esta paciente no está curada, tal como se pudo comprobar por la evolución en los años siguientes. No hubo un proceso de curación con retorno de síntomas antiguos, el silencio sintomático no es una verdadera curación. Cuando la paciente vuelve a consulta años más tarde, con un problema tan serio para el que había recibido tratamiento de homotoxicología y de homeopatía durante varios años, sin ningún tipo de resultado favorable, hay varias cosas a tener en cuenta: por un lado la necesidad de valorar la enfermedad crónica activa, sin mezclar todos los síntomas en una sola repertorización que puede llevar a confusión en la elección del medicamento, por otro lado que aparece una agudización del cuadro crónico que clarifica el remedio que necesita la paciente. La paciente toma el medicamento en LM con una sistemática de indicación de potencia y dosis totalmente diferente a la primera vez. Toma el medicamento con una mayor frecuencia y mayor cantidad al inicio que se va ajustando a la evolución que experimenta a lo largo del tratamiento. Durante estos tres años no sólo hay una mejoría general, sino que van apareciendo en diferentes ocasiones síntomas de retorno que obligan a introducir cambios en la dosis del medicamento. Al final la paciente tiene una agravación de síntomas que obliga a suspender el tratamiento y durante los meses siguientes, experimenta una mejoría progresiva con la desaparición total de todos los síntomas de la agravación final al punto de que dice sentirse curada en todos los sentidos.



Como conclusión de esta historia quiero destacar algo importante. Esta escala LM es la última aportación de Hahnemann al método homeopático, que le acercó al objetivo de curar de forma suave, permanente y duradera. Si bien, este valioso hallazgo es poco conocido en el mundo homeopático ya que aparece en la sexta edición del Órganon que no vio la luz hasta 1921 y no fue aplicado a la práctica hasta 1957, siendo en la actualidad muy pocos los médicos que podemos avalar el uso de esta escala a con más de 20 años de experiencia. De este hecho histórico hay dos conclusiones importantes:



- La tradición homeopática y el saber que se ha transmitido está basado en el uso de las CH, es decir, en la quinta edición del Órganon.



- El “fantasma de las agravaciones” que pesa sobre el uso de esta escala está basado en el desconocimiento y el uso incorrecto de la misma.



El uso de las potencias LM ofrece tal número de posibilidades de aplicación que exige del médico homeópata la necesidad de tener que manejar la teoría y la técnica homeopática de manera cabal, para no incurrir en una aplicación incorrecta, de la que sí pueden derivarse agravaciones innecesarias.



La homeopatía es un método y también es un arte. En cuanto método posee una teoría y una técnica, en cuanto arte implica un conocimiento adecuado de ambos aspectos que se ajustan a cada caso individual.



Para finalizar quiero resaltar algunas ventajas que tiene la aplicación de las potencias LM:



1- El uso de esta escala permite adecuar a cada paciente la potencia justa y la dosis correcta, tanto en cuanto a la frecuencia como en cuanto a la cantidad. La escala LM ofrece una mayor amplitud de aplicación del remedio ya que puede adaptarse a cada paciente y a cada situación, tanto sea un cuadro agudo como crónico.



2- La LM admite una variabilidad de la dosis que también facilita la adaptación a cada caso: dosis única o diluida, a diario o alterna. De este modo podemos buscar para cada paciente la dosis mínima que puede actuar sobre su fuerza vital poniendo en marcha un proceso de curación suave, permanente y duradera.



3- Con la LM se puede acelerar la curación, conociendo en cada paciente los parámetros que han de tenerse en cuanta para iniciar el tratamiento con una u otra potencia o en una u otra dosis, para que haya una mejoría en un plazo más corto y sin agravaciones innecesarias.



4- Indicando potencias LM podemos valorar en la respuesta del paciente, si el medicamento es o no el adecuado, ya que no se pueden subir las potencias durante mucho tiempo si no hay cambio en los síntomas.














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