Hace
algún tiempo llegó a mi consulta una chica de veintidós años,
madre de una criatura de tres meses a la que recientemente había
tratado. Lo hacía después de haber pasado por su médico de
cabecera en la Seguridad Social, y después de tres semanas largas en
que los resultados del tratamiento convencional no había sido
efectivo.
Su
queja: «Tengo una rigidez en la nuca que no me deja girar la
cabeza..., es como una fuerte tensión que a la vez también me
produce debilidad en los músculos entre los hombros y la nuca... La
rigidez me causa una sensación de tracción muscular, que incluso me
llega a la cara...».
Le
pregunto si puede girar la cabeza: «Me resulta muy difícil,
incluso agacharme o levantar los brazos, este peor —se toca el
izquierdo».
Después
de escuchar este relato me hago el planteamiento de cuantos remedios
se me vendrían a la mente, tan solo con estos datos... Pero soy
homeópata y, por tanto, no me puedo conformar con un correlato tan
simple... Soy consciente de la necesidad de un interrogatorio mucho
más exquisito y cuidadoso..., he de recoger los síntomas más
característicos, pues si bien, los síntomas anteriores representan
la dolencia principal, no son la base suficiente para una verdadera
prescripción... Mi único interés reside en curar a mi paciente.
Indagando
me encuentro con que además tiene una leucorrea, otro síntoma que
por si solo carece de valor diferencial... Sin embargo, al indagar,
me dice que se presenta solamente cuando está sentada y que se
libera por completo del trastorno cuando se levanta y se pone en pié.
¡Guauuu! Este si que es un síntoma peculiar y característico...:
Leucorrea solo cuando la paciente está sentada.
Ahora
me aíslo..., antes quiero decir que he efectuado un interrogatorio
completo, buscando otros síntomas importantes, tanto mentales como
generales... Pero mi cabeza volvía una y otra vez a dicho síntoma...
Es curioso solo lo cubre un remedio de la Materia Médica
conocida: Fagopyrum.
Con
ello considero los síntomas del remedio, versus la paciente (entre
otros síntomas recogidos y no mencionados con anterioridad):
- Tensión muscular y a la tracción (especialmente en hombros y nuca).
- Picazón marcada que siente en diferentes partes del cuerpo, ojos, ano y piernas.
- Pulsaciones visibles de las carótidas.
- Nariz enrojecida (coanas).
- Eruptos agrios.
- Prurito vulvar con leucorrea amarilla, < por el descanso.
Le
prescribí una sola dosis de Fagopyrum 12 LM.
Cierto
día me la encontré por la calle, paseaba a su hija, me dijo:
«Tardaron una semana en conseguirlo en la farmacia... Ya pensaba que
me moría... cuando me llamaron de la botica acudí a ella como alma
que lleva el diablo..., ya llevaba mas de un mes fatal, me subía por
las paredes..., me lo tomé allí mismo... Yo creo que estaba mucho
peor en ese momento... ¿Quiere creer que a la media hora de haberlo
tomado ya me encontraba mejor...? Esa noche dormí como un tronco,
por la mañana estaba totalmente sana».
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