Tomado del libro: La Homeopatía Unicista, su lugar en la Medicina del Siglo XXI, de Carlos Valenzuela
Éste es un tema clave. Una o dos veces por año paso por un
tiempo de enfermedad más aguda: gripes, sinusitis o bronquitis.
Esos momentos son particularmente importantes.
A veces la agudización del mal se supera en dos o tres días.
Otras, la curación demora un poco más. Pero para los activos,
que somos impacientes y no aceptamos fácilmente la debilidad
de la enfermedad, si pasa algún tiempo, recrudece la tentación
alopática. Los que hemos leído algo sobre el tema sabemos hasta
qué punto es importante salir homeopáticamente de las crisis
para asegurar más salud para el futuro. En esos casos creo que
es fundamental hablar con el médico y tener una mayor dosis de
paciencia. Si el homeópata es sabio, él mismo sabrá orientar adecuadamente
al paciente.
Una palabra más sobre la curación. A los pocos años de iniciado
el tratamiento, en los momentos más agudos me acostumbré a
descubrir la eficacia de un remedio ante todo por el mejoramiento
anímico. Me explico: ante el recrudecimiento de una sinusitis
me daba cuenta de que empezaba a superar el mal físico porque
comenzaba a sentirme anímicamente mejor. Al día siguiente de
cambiar mi ánimo comenzaban a desaparecer los síntomas infecciosos
de las secreciones. Es una constatación muy importante que
pone en evidencia lo dicho anteriormente.
Por fin, la superación desde la homeopatía de las crisis más
agudas genera una sensación general de bienestar. Es como si uno
pudiera decir: no sólo superé una bronquitis, sino que “me siento
realmente bien”.
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