miércoles, 18 de enero de 2017

D. M. Foubister. Un enfoque muy actual.

Hace unos años, ingresó un niño en la sala Barton del Hospital, que padecía difteria, verificada con un frotis de garganta. El niño fue trasladado al hospital de infecciosos al día siguiente después de haberle dado Mercurius cyanatus 200c.
El hospital de infecciosos envió al niño a casa ya que el frotis faríngeo había salido negativo. Fuimos informados de que habíamos cometido un error diagnóstico. Comentándolo con el Dr. Borland, me dijo que no era un hecho inusual. En una ocasión el superintendente del hospital de infecciosos atendió la invitación del Dr. Borland para viera la evidencia en el mismo laboratorio. Pero todo lo que dijo fue que "debía de haber algún error en alguna parte". 
Es difícil de creer la ignorancia que existe acerca de la homeopatía en la profesión médica, y aún más en aquellos que son responsables de la educación de los estudiantes de medicina. En un discurso dirigido a la British Medical Association, el Dr. Charles Wheeler dijo : "Decir que la amplia mayoría de la opinión médica ha rechazado desde hace más de cien años a la homeopatía, es verdad. Pero dar a entender que la ha rechazado después de probarla e investigarla, es una gran falacia. Sucesivamente, cada década ha puesto en manos de la siguiente sus prejuicios e ignorancia, y las pruebas más simples que hubieran resuelto la cuestión de una vez para siempre, nunca se hicieron, excepto unos pocos que, consecuentemente mantuvieron la herejía" 
Resultado de imagen de D. m.. FoubisterLas dosis mínimas o infinitesimales de las sustancias que comúnmente son prescritas en la práctica homeopática, constituyen un obstáculo mental formidable para los médicos, y por lo tanto ya no le dan más vueltas a la homeopatía. A los estudiantes se les enseña exclusivamente a usar las sustancias medicamentosas por sus efectos físicos y químicos directos, y con ese objetivo se necesitan obviamente dosis adecuadas. Como los hechos sobre la homeopatía no son dados a conocer, la amplia mayoría de médicos, por lo menos en el Reino Unido, se imaginan que la homeopatía consiste en algo así como dar una millonésima parte de una aspirina en vez de una aspirina entera para aliviar el dolor de cabeza, o bien una dosis infinitesimal de penicilina para curar una neumonía, lo cual, por supuesto, sería absurdo. 
La palabra homeopatía significa "como la enfermedad", y esto implica que el tratamiento homeopático consiste, hablando en general, en administrar una medicina capaz de provocar síntomas en una persona sana, similares a aquellos que representan la reacción del paciente en la enfermedad. Es difícil para cualquiera entrenado en un uso más ortodoxo de los medicamentos, ver eso como una realidad. Sin embargo, la homeopatía ha sobrevivido durante la mayor parte de 2 centurias -a pesar de tener mucha oposición- simplemente porque ha dado resultados satisfactorios. 
Resultado de imagen de D. m.. FoubisterTomemos el sarampión como ejemplo. Un niño puede estar irritable, con mucha sed, no le gusta que le molesten ni tampoco que lo muevan; otro busca las caricias, esta llorón y no tiene sed con la subida de la fiebre. Otros niños pueden responder de otras maneras. Es sabido que Bryonia es capaz de evocar en la persona sana un tipo de reacción como la del primer crio, y Pulsatilla como la del segundo. El tratamiento homeopático del primer niño será Bryonia, y el del segundo Pulsatilla. No es la cantidad de dosis lo que hace a un medicamento homeopático, sino el grado de similitud por el cual es elegido. 
Hahnemann y sus discípulos practicaron la homeopatía con dosis materiales durante diez años, antes de usar la potenciación, que erróneamente se ha considerado como dosis débil o inadecuada del medicamento. Hablo de esto sólo brevemente, pero debe quedar claro que es sólo en relación a los medicamentos escogidos de esta forma en que entra la cuestión de las dosis potentizadas. 
Todos los médicos y enfermeras/ros experimentados saben que personas distintas reaccionan de maneras diferentes ante cualquier enfermedad infecciosa aguda. Las reacciones del tipo Bryonia o Pulsatilla son bastante comunes, ya se trate del sarampión, una neumonía o de fiebre tifoidea. Estos complejos sintomáticos no son causados directamente por el proceso patológico, y es razonable verlos como el esfuerzo del paciente para ponerse bien. 
Es bien conocido que, cuando la resistencia es baja ,tanto en los muy jóvenes como en los muy viejos, —en los menores de dos años y en los mayores de ochenta los efectos de un tratamiento antibiótico no son tan buenos como en los grupos de edad intermedia. Creemos que es este factor el que puede ser influido por el tratamiento homeopático. 
Resultado de imagen de D. m.. Foubister
Hace algunos años, el Dr. Priestmann y yo tuvimos la oportunidad de tratar algunos cientos de casos de neumonía en la sala infantil. Teníamos entre 40 y 50 ingresos cada año por neumonía. A unos pocos se les había administrado penicilina antes de su ingreso, y en algunos otros casos usamos penicilina, pero el 90% fue tratado solamente con homeopatía. En los casos terminales se dio penicilina juntamente con el tratamiento homeopático, la primera para amortiguar la infección y el segundo en un intento de aumentar la resistencia del paciente. Por supuesto, se administró oxígeno en los casos que así lo requirieron. Se nos sugirió que hubiera valido la pena tratar a la mitad de los casos con homeopatía y a la otra mitad con penicilina. Obviamente, un experimento de esa naturaleza hubiese sido de poca utilidad a no ser que muchos más casos se estudiaran de la misma forma, y además los casos se hubieran tenido que seleccionar en base a la edad, la seriedad del cuadro clínico, etc.... 
De cualquier modo, estamos seguros de que un niño puede perderse por falta de penicilina y otro puede morir por falta de homeopatía. Incluso si hubiésemos podido probar de esta forma el valor de la homeopatía, hubiese sido un precio demasiado alto. 
En la primera mitad del siglo XX, el Dr. Robertson Day estudió las estadísticas de las neumonías tratadas en el London Homeopathic Hospital y en otros hospitales de Londres. Afirmaba que la tasa de mortalidad era un 50% más baja en el hospital homeopático, pero, y éste es un punto interesante, proclamaba que la tasa de mortalidad en los niños era aún más baja. La ventaja del tratamiento antibiótico es que no se requiere de un entrenamiento especial para administrarlo, y su desventaja es que su valor depende de la naturaleza del microorganismo infeccioso. 
La homeopatía puede ser aplicada inmediatamente, y por norma general no suelen existir los problemas de ese tipo. Tampoco hay efectos secundarios. En otras palabras, nuestra actitud era que cuando fuese posible curar sin el peligro de los efectos secundarios, ese sería el tratamiento de elección. En los casos muy graves, o en los casos que no respondían al tratamiento, o bien en los casos donde no era fácil hallar el medicamento homeopático adecuado, se usaban ambos tratamientos. 
De vez en cuando, algún miembro destacado de la profesión médica parece sentirse obligado a hacer algunas declaraciones despectivas en relación a la homeopatía. A pesar de que estos autoproclamados jueces no conocen muy a fondo la homeopatía, y por supuesto nunca la han probado debidamente, su influencia es tal que muchos miembros honestos de la profesión quedan todavía más disuadidos de interesarse por el tema. Hace pocos años un profesor de medicina cuyo nombre no recuerdo, sugirió que aquellos que practicasen la homeopatía la dieran sólo a los pacientes que no tuvieran realmente nada serio, pero que cuando un paciente estuviera verdaderamente enfermo, le dieran el tratamiento "adecuado". 
Nunca hemos proclamado que la homeopatía sea capaz de curarlo todo. Hahnemann mismo enseñó que sería absurdo no usar otros tratamientos que no fueran la homeopatía cuando las condiciones lo justifiquen, incluyendo a la cirugía, de la cual era partidario incluso en la fase de desarrollo elemental en que se hallaba en su tiempo. Frecuentemente los médicos argumentan sobre la homeopatía con tantas falsas suposiciones que uno se ve obligado a explicarles sobre lo que realmente están discutiendo, e incluso entonces, el malentendido esta tan arraigado, que se acaba oyendo algo acerca de la sugestión y la fe, la cura natural y la personalidad del médico. 
Hacia finales del siglo XVIII, se prescribían recetas con más de una docena de ingredientes con la esperanza, de que por lo menos uno de ellos, diera en el clavo. Eso daba pie a un comercio floreciente entre los farmacéuticos, y no cabe ninguna duda que Hahnemann, al proclamar el uso de sustancias simples, fue fuertemente atacado por el gremio de farmacéuticos. 
Los locos eran golpeados para que sacaran los espíritus malignos y muchos pacientes eran purgados o sangrados hasta morir. 
El primer experimento de Hahnemann fue con la corteza de Cinchona officinalis -quinina cruda- que era uno de los pocos específicos obtenibles. La malaria era frecuente en Alemania en aquel tiempo. Después de tomar dosis terapéuticas de corteza de quinina, Hahnemann desarrolló síntomas parecidos a la malaria. Continuó experimentando en su familia y amistades con la corteza de China y varias otras drogas, para hallar sus efectos sobre la salud. Entonces, cuando un paciente presentaba un determinado complejo de síntomas, los comparaba con los efectos conocidos de las sustancias probadas. Después probaba el efecto terapéutico de la droga anotando minuciosamente los resultados. 
Se ha dicho que pudo ocurrir muy bien que Hahnemann contrajera en realidad la malaria después de tomar la quinina, y que todo su sistema terapéutico estuviera basado en un experimento engañoso. Pero Hahnemann era un investigador experimentado y sería la última persona en ser engañada de esta forma. Y recordar que fue sólo después de 8 años de verificaciones que publicó su ensayo sobre una nueva forma de descubrir las propiedades curativas de los medicamentos. 
La única referencia que tuve de la homeopatía antes de graduarme fue a través del Dr. Clarke, profesor de materia médica y terapéutica en la Universidad de Edimburgo. Daba crédito a Hahnemann por haber sido el primero en poner la farmacología sobre una base experimental, pero añadía que cuando se trataba de la cuestión de las dosis la cosa se volvía ridícula. El profesor Clarke decía que en una potencia 200c de Natrum sulphur había una sola molécula del medicamento en un volumen de diluyente equivalente al tamaño del universo conocido, y que las posibilidades de que su paciente obtuviera esa molécula en su botella eran, por tanto, reducidísimas ¡. Esto debió ser el fin de la homeopatía para cientos de estudiantes que pasaron por sus capaces manos, por otra parte, probablemente hubiese sido también el fin para mi de no haber sido por el hecho de tener por compañero, en las prácticas de fisiología, a un estudiante de ciencias que me hablaba de supuestas curaciones de amigos suyos con tratamientos homeopáticos, cuando los tratamientos convencionales habían fracasado. Era un hábil jugador de rugby y halló que Árnica Montana le quitaba la mayoría de los dolores y las magulladuras después del primer partido de la temporada. 
Es interesante remarcar que las Fuerzas Armadas rusas y alemanas usaban, durante la segunda guerra mundial. Árnica para ayudar en el manejo del shock posterior a la batalla. Leí algunos casos sobre homeopatía, y la idea de dar un medicamento con el objetivo de estimular la capacidad autocurativa del paciente me atrajo tan poderosamente, que decidí probar por mi mismo si funcionaba o no. 
El Dr. Henderson Patrick, Senior Physician del Hospital Homeopático de Glasgow, al cual me dirigí para que me guiara, me dijo : "Espere a que se haya graduado y entonces podremos enseñarle". Sin embargo no pude esperar, y experimentaba con mi familia y amigos en cuanto salía la ocasión, a pesar de que mis primeros esfuerzos no fueron muy exitosos. Hubo sólo un caso de éxito impactante. Un hombre mayor de unos 70 años estaba enfermo con una gripe bastante severa. Era justo después de licenciarme. Tenía la sensación de tener el cuerpo esparcido por la cama. Su hermana me dijo que era poco probable de que se pudiera hacer algo, pues tal como dijo ella," el despedazarse" ,era el síntoma que habían tenido antes de morir otros dos miembros de la misma familia. Baptisia tiene esta clase de delirio, y después de unas cuantas dosis de Baptisia a la 200, se recuperó rápidamente y vivió aún siete años más. 
La cuestión de la potenciación de los medicamentos ha traído consigo mucha confusión. No había nada en los primeros experimentos de Hahnemann que indicaran el grado de la dosis. Hahnemann notó que, especialmente en las enfermedades crónicas, se producía a veces un empeoramiento temporal del estado del paciente. Decidió de tratar de buscar la dosis óptima de cada medicamento, suficiente para que actúe satisfactoriamente, pero sin lo que él veía como acciones colaterales. Diluyó y sucusionó las medicinas y halló, para su sorpresa, que los medicamentos escogidos según el principio de los similares actuaban aún mejor cuando eran preparados de esta forma, de aquí surgió el término de "medicamentos potentizados". 
Sólo recientemente se ha vertido alguna luz sobre la potencia desarrollada en éstas medicinas. Es un hecho conocido por todos los homeópatas experimentados que los medicamentos altamente potentizados actúan más poderosamente que en dosis materiales e incluso que en potencias bajas, es decir, medicamentos que no han sido diluidos ni sucusionados en el mismo grado. En la primera mitad del siglo XX había diferencias de opinión entre los homeópatas que usaban potencias bajas y los que creían en las altas potencias. El Dr. Wheeler comparó los resultados del tratamiento de unos 100 casos de neumonía y halló que la tasa de mortalidad era la misma, pero que los pacientes tratados con altas potencias se recuperaban mucho más rápidamente. 
Trabajos recientes sobre el agua "polimerizada" o "anómala" dan respaldo al punto de vista de que los efectos de los medicamentos potentizados pudieran muy bien ser el resultado de un cambio en la estructura molecular del solvente. Las moléculas del agua forman cadenas largas. De la extensión y el tipo de éstas cadenas parece depender el estado físico del agua, cuyos características químicas pueden quedar determinadas en consecuencia. Es probable también que agitar la dilución, o sucusionar, altere estas cadenas. 
Bastante significativos son los últimos trabajos dejados por el Dr. G.P.Barnard, investigador médico, y los del Dr. J.H. Stephenson en Nueva York. Su documento conjunto sobre el tema, completado en 1965, decía en una parte del sumario : "recientes aplicaciones de las teorías de física cuántica a los sistemas biológicos indican que estas altas diluciones dinamizadas pueden actuar vía la estructura físicodinámica de su fase de solvente, más que a través de las propiedades químicas de los solutos disueltos. Las moléculas del solvente pueden disponerse en polímeros isotácticos, estereoespecíficos, con la capacidad de autoreplicación en ausencia del soluto excitante inicial. Algunas cualidades físicas de éstas diluciones altamente dinamizadas parecen verificar esta conclusión". 
Las medicinas potentizadas al estado al que se refiere el profesor Clarke actúan poderosamente no tan sólo en humanos, sino también en animales. Pulsatilla 200 CH tiene una gran reputación entre los granjeros para el tratamiento de la retención de placenta en el ganado vacuno. Con el objetivo de hallar más cosas acerca de la Homeopatía, obtuve un nombramiento como cirujano, y más tarde como médico del Royal London Homeopathic Hospital antes de la guerra. Pronto quedó demostrado que mis primeros fallos eran debidos a mi escaso conocimiento de la materia médica y a prácticamente no tener ningún conocimiento de la toma del caso y de la prescripción en homeopatía. Mientras estuve de cirujano, probé la homeopatía en los post-operatorios, especialmente con la idea de aliviar el dolor debido a las flatulencias. Con la guía de los expertos a los que podía acceder libremente, hallé que los pacientes que presentaban una distensión abdominal dolorosa con mejoría por eructar, respondían bien a Carbo-vegetabilis 200c. Aquellos que obtenían mejoría por emisión de gases rectales respondían mejor a Lycopodium, y que un determinado número de remedios, especialmente Raphanus 200c eran, de acuerdo con las indicaciones, efectivos en la mayoría de los casos en que los gases no podían ser expelidos en ninguna forma. Solía esperar la noche después de la operación, y si no daba resultado prescribía los calmantes habituales para aliviar al paciente.
Uno de los efectos más sorprendentes de la homeopatía fue el alivio rápido del dolor, después de darle Coffea 10M, en un paciente que esperaba para una operación de protrusión de disco lumbar, cuando ya habían fallado dosis masivas de "Omnopon". 
En un caso de pleuresía que no hallaba alivio con morfina, Bryonia 200c alivió rápidamente. Di Árnica a una mujer que se quejaba amargamente de dolores causados por una fractura del cuello del fémur. No obtuve ningún efecto. Como estaba llorona, buscando el consuelo y no se me ocurría ningún otro remedio, le prescribí Pulsatilla 200c. Poco después me llamó cuando pasaba cerca de su cama y me dijo "Doctor, con la segunda medicina que me dio, acertó plenamente". 
Gradualmente me convencí del poder terapéutico de la homeopatía. Cuando ejercía como cirujano del hospital, a los niños que había que operar de amigdalotomía les daba Árnica antes de la operación y Rhus-tox 30c después. No tengo suficiente experiencia para comparar mis resultados con el tratamiento convencional, pero era obvio que las enfermeras y las monjas que provenían de otros hospitales quedaban muy impresionadas con los resultados, en el sentido de la ausencia de dolores post-operatorios. Como ésta es la operación más común en los niños, nos da una base para comparar. A ninguno de los críos se le negó ningún calmante. 
Cuando ejercía de ayudante clínico de la Dra. Tyler, vi muchos casos interesantes tratados con homeopatía. Por ejemplo, el de una mujer joven que había sido enviada a casa después de ser diagnosticada de un tumor cerebral que se juzgó inoperable. Se le dieron dosis altas de morfina que demostraron poco efecto. Como su salud había quedado minada por una difteria bastante grave, la Dra. Tyler le prescribió Diphterinum 200c y hubo una mejoría notable del dolor. Cuando se la atacaba con los efectos de la sugestión como explicación del tratamiento homeopático, la Dra. Tyler solía decir : "Bueno, si es así, es una manera muy útil de aplicar la sugestión". 
No hay estadísticas recientes sobre la evidencia de los efectos del tratamiento homeopático, tales como las hubo en el siglo pasado en las epidemias de cólera. En una epidemia en Londres en 1854, la evidencia a favor del tratamiento homeopático fue apabullante, tal como pudieron juzgar las autoridades convencionales, pero no se incluyeron éstos resultados en el dossier de la epidemia. Cuando se interrogó al miembro del Parlamento responsable de esta omisión, dijo que si lo hubiera incluido podía haber animado al charlatanismo. 
La evidencia estadística a gran escala más reciente de los efectos del tratamiento homeopático, nos queda tan lejos como la pandemia de gripe que se produjo después de la primera guerra mundial. Los médicos homeópatas americanos proclamaron que su tasa de mortalidad ,en 17.000 casos de todas las edades durante la segunda oleada de la enfermedad, fue de 0.3 por cien, contra la mortalidad global de cerca del 20 por cien. Estas estadísticas pueden estar equivocadas, y cualquier proclamación de la superioridad del tratamiento homeopático en el pasado puede ser atribuido a los malos efectos del tratamiento ortodoxo del momento en que se registraron las estadísticas. A pesar de que casi el 10 por ciento de las camas de hospital están ocupadas actualmente por pacientes que padecen alguna enfermedad de origen iatrogénico, ese no es aún ningún argumento para probar la homeopatía. 
No todo el mundo tiene la oportunidad que yo tuve de ver en acción a un equipo de homeópatas expertos trabajando. Si de alguna forma podemos salvar el virtual lavado de cerebro de los estudiantes de medicina, tenemos que estar preparados para hacer que se interroguen más fácilmente sobre la homeopatía y traten de probarla. Pero a diferencia de probar un nuevo antibiótico o un nuevo analgésico, es necesario una cierta preparación y estudio antes de poder evaluarla adecuadamente en la clínica. ¿No podríamos concentrarnos en los casi-específicos tales como Árnica en el shock quirúrgico, Chamomilla en las dificultades de la dentición, o Ignatia en las consecuencias recientes de pena o duelo? Podemos incluir también remedios para animales, tales como Graphites para las durezas de las patas de los perros, para aquellos que tengan la oportunidad de probar la homeopatía de esta forma. 
Como médico secretario, uno de mis deberes era ayudar a enseñar homeopatía a los médicos de guardia. Pronto me di cuenta de que la mejor manera, era de asegurarme de que cualquier resultado sorprendente lo vieran todos. Entonces y solamente entonces emprendían en serio el estudio. 
El Dr. Foubister se graduó en medicina por la Universidad de Edimburgo y estudió homeopatía en el Royal London Homeopathic Hospital bajo la tutela de la Dra. Margaret Tyler y del Dr. Borland. En 1956 era el consultor de pediatría del Hospital y en 1960 fue nombrado Rector de la Facultad de Homeopatía, y Presidente durante el período de 1970 a 1972. Una de las grandes aportaciones del Dr. Foubister fue la introducción del medicamento Carcinossinum en la materia médica homeopática. Murió en el año 1988

No hay comentarios: