Marzo 2014
Hace unos días una madre
que acompañaba a su hija enferma me preguntó: ¿Hay diferencia
entre el tratamiento homeopático de los niños y el del adulto?
Le respondí con calma
recordando al célebre Hufeland en una vieja lectura del libro del
Dr. Hartmann (Terapéutica Homeopática de las Enfermedades de los
niños) publicado a mediados del siglo XIX : « En los niños las
enfermedades no tienen nada de determinado, no tienen un carácter
marcado ni diferencial, así que lo mejor es tratarlas según los
principios fundamentales de la terapéutica y la patología...El
tratamiento más sencillo siempre es el mejor ».
Hemos de reconocer con
Hartmann que cuanto escribió Hufeland sobre la Homeopatía, salvando
la distancia del tiempo, lleva rasgos irrecusables sobre su lealtad y
sinceridad, siendo muy fácil observar la seriedad en sus
convicciones fruto de su experiencia.
Estoy de acuerdo con el
segundo principio de Hufeland en cuanto a que en el tratamiento de
los niños hay que temerlo y esperarlo todo por lo que hay que estar
muy alerta.
El principio cardinal
según él, es no hacer demasiado:
no ser demasiado activo a causa de la gran sensibilidad e
irritabilidad del sujeto.
Es
por ello que la regla más importante es no dañar creyendo ser útil:
esto se refiere sobretodo a las dosis; las más débiles
son las mejores.
Con
poco o muy poco se hace mucho.
Jamás
ha de temerse la pequeñez de la dosis, bien al contrario, debe
temerse la dosis alta.
Estos
viejos preceptos han de tenerse en gran consideración, y con respeto
en base a aquella experiencia y también a la nuestra, pues hoy
surgen como “hongos”, prescriptores de homeopatía que además
son médicos, pero que no están formados en la terapéutica
homeopática y prescriben cual alopatía...Algo
tremebundo,
sin otro interés que el del Laboratorio que los visita y agasaja, ya
que solo se pretenden grandes ventas.
Seamos
serios. ¿Se puede jugar al baloncesto con las reglas del fútbol?
Pues claro que se podría, pero es otra cosa...Podría ser
«basketfutbol». No se puede pretender ser homeópata y jugar con
las reglas de la alopatía.
No
nos damos cuenta del daño que se está haciendo a la terapéutica
homeopática desde el uso y abuso de estas prácticas. Me niego a
considerar que estos «laboratorios son homeopáticos...» ¡Mentira!
La
homeopatía es otra cosa. Es una terapéutica seria, bien
fundamentada, con pilares sólidos y de gran consistencia. Nunca ha
tenido el marchamo “materialista” tras ella, pues es una
terapéutica barata cuando se aplica según los criterios y normas al
uso. Además es curativa y siempre trata de serlo. La perversión que
permite que se haga incluso desde dentro es aún un mayor atropello.
Me
niego a ser copartícipe de semejante atropello interesado. ¡No!
Yo
practico la Homeopatía. Tiene sus reglas propias y es una
terapéutica suave, nada agresiva y barata. En ocasiones el homeópata
no encuentra el remedio adecuado...Este
es el arte: ¡Encontrarlo!
No falla la Homeopatía, el humilde homeópata trabajará de nuevo el
caso y buscará el medicamento más apropiado...Este si que es un
valor importante: la humildad,
el reconocimiento de que no siempre es fácil la toma del caso y de
que el método es maravilloso, pero no siempre somos capaces de
encontrar el similimum.
Hoy
tenía ganas de despacharme...
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